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Campo de Gibraltar

Brexit, nuevo conflicto de España y R. U. por el futuro de Gibraltar

La primera batalla versará sobre si incluir al Peñón en la negociación con la UE para la desconexión y la nueva relación

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  • Gibraltar -

La salida de Reino Unido de la UE decidida por los británicos en referéndum abre un nuevo conflicto entre España y Reino Unido a cuenta del futuro de Gibraltar, cuya primera batalla se librará en la UE, con España en contra de que Londres pueda incluir en sus negociaciones con los socios europeos cuestiones que afecten a Gibraltar, como reclama el Peñón.

El ministro español de Asuntos Exteriores y de Cooperación, José Manuel García-Margallo, ha sido muy claro este viernes al advertir de que España debe exigir desde el primer momento en la UE que no se incluya a Gibraltar en las negociaciones con Reino Unido para concretar la desconexión y su futura relación con la Unión, sino que esta cuestión debe abordarse exclusivamente de forma bilateral entre Madrid y Londres.

Los gibraltareños votaron de forma abrumadora a favor de permanecer en la UE, opción por la que se decantó el 96 por ciento de los que acudieron a las urnas (hubo un 84% de participación). Era previsible porque la próspera economía del Peñón se basa en la combinación de un atractivo sistema fiscal con escasa carga impositiva con el acceso al mercado interior europeo.

Además, en el Peñón pesa como una losa el recuerdo del cierre de la Verja entre 1969 y 1982 y se teme que, fuera de la protección que les otorga estar dentro de la Unión, el paso de personas y mercancías por la Verja vuelva a quedar en manos de España y no sea fluido.

Si Gibraltar quiere seguir disfrutando de las ventajas de ser parte de la UE, España no ve otra fórmula que volver a plantear la cosoberanía compartida del Peñón entre España y Reino Unido, todo ello como solución temporal, pues el fin es descolonizar este territorio que rompe la integridad territorial de España.

España y Reino Unido ya negociaron una solución así en tiempos de los Gobiernos de José María Aznar y Tony Blair, pero en el último momento se echaron para atrás, además de que fue rechazada en referéndum por los gibraltareños en el año 2002.

España ofrece un régimen fiscal propio

Pero España, lejos de considerar muerta esta vía, la retoma con fuerza tras el 'Brexit'. García-Margallo ha concretado este mismo viernes aún más esa oferta: los gibraltareños podrían mantener la nacionalidad británica si así lo quisieran y se les permitiría disfrutar de un régimen fiscal propio, algo que permite el artículo 144 de la Constitución española, que prevé la autonomía para territorios no integrados en la organización provincial.

La oferta que ha lanzado el ministro a Gibraltar sobre el mantenimiento de un régimen fiscal propio no deja de ser llamativo cuando ha sido este Gobierno de Mariano Rajoy el que ha dado la batalla en la UE para tumbar el actual régimen fiscal de Gibraltar, que considera competencia desleal para España.

El Gobierno británico no se ha hecho esperar y ya ha contestado al ministro español reiterando la que viene siendo la posición oficial de Londres ante el contencioso por la soberanía de Gibraltar. "Reino Unido no entrará en un proceso de negociación de soberanía con el que Gibraltar no esté conforme", ha asegurado el ministro británico para Europa, David Lidington.

El miedo de los gibraltareños, pero también de los españoles que trabajan en Gibraltar, a que una salida de la UE influya negativamente en la fluidez del tráfico en la Verja está fundamentado.

Un reciente análisis de Araceli Mangas, catedrática de Derecho Internacional de la Universidad Complutense de Madrid, para el Real Instituto Elcano advierte de que España recuperaría el control sobre las condiciones para el cruce de personas y mercancías a través de la Verja una vez entre en vigor el divorcio de Reino Unido y la UE, algo que no se espera que se produzca antes de dos años como mínimo.

España perdió su potestad para abrir o cerrar a discreción la Verja que separa Gibraltar de La Línea de la Concepción como consecuencia de su adhesión en 1986 a las Comunidades Europeas, que le obligaba a permitir la libre circulación de personas, servicios y capitales.

Hoy por hoy, y debido al hecho de que Reino Unido no forma parte del espacio europeo sin fronteras Schengen, España puede hacer controles a personas y vehículos a su paso por la Verja, pero está obligada a actuar con la debida proporcionalidad.

Con el 'Brexit', "al dejarse de aplicar los tratados de la UE y a reserva de lo que se pacte entre los 27 y el Reino Unido para su salida ordenada y la futura relación, se restablecerían las facultades de España, es decir, se vuelve al punto de partida, a los derechos que le reconoce a España el Tratado de Utrecht (cierre o apertura a discreción)", sostiene esta experta.

Mangas reconoce no obstante que el cierre total de la Verja "no tendría sentido alguno ni sería bajo ningún concepto aconsejable por razones políticas, humanas y humanitarias, además de las económicas".

Eso sí, España recobraría "sin las agobiantes inspecciones de la Comisión Europea, la plena facultad de hacer controles tan rigurosos como crea oportunos y convenientes y, llegado el caso, a cerrar el paso cuando lo estime necesario o denegar la entrada de concretos
gibraltareños" conforme a las normas de la UE. El trato que España dispensaría a los gibraltareños tanto para entrar como para salir del Peñón sería el propio de nacionales de un Estado tercero, añade Mangas.

Control sobre los permisos de residencia

España también podría limitar o impedir la concesión de nuevos permisos de residencia -y segunda vivienda-, a ciudadanos gibraltareños, y lo mismo por lo que se refiere al ejercicio de actividades laborales y profesionales de personas de origen gibraltareño, con independencia de lo que España decida para el conjunto de ciudadanos británicos en España.

No obstante, reconoce Mangas, habrá que tener en cuenta el previsible acuerdo multilateral de relación futura con el Reino Unido que la UE negocie con Londres.

"En todo caso, habrá efectos bastante negativos para los gibraltareños, que verán el fin del privilegio de las ventajas de la libre circulación y residencia", señala Mangas, en alusión a los numerosos gibraltareños que figuran como residentes en el Peñón, pero que en realidad tienen su domicilio en las urbanizaciones lujosas de Sotogrande.

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