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Chiclana

Todos querían lo mismo que el PP

Román dice que le puso una “trampa” al PP para que pactara con el PVRE y desgastarlo, Rodríguez es tajante al decir que no había un pacto previo para presentar una moción de censura y el PP asegura que ya tenían preparada la moción y que se ha buscado la estabilidad que negaron las urnas

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  • Estabilidad, el objetivo.

Hay tres cuestiones fundamentales en el denominado Acuerdo para la gobernabilidad firmado entre el Partido Popular y el Partivo Vecinal Regionalista que es-tán en la calle y sujetas a matizaciones según el barrio.
 

La primera es que la ciudad no podía seguir como estaba y los primeros que han dicho eso han sido los socialistas, partido mayoritario de la oposición; lo segundo es que si el Partido Popular no hubiera pactado con el PVRE,lo hubiera hecho o debiera haberlo hecho el PSOE e Izquierda Unida para que “esto no siga así”, como decían desde el PSOE. Y la tercera es que si bien la procesión va por barrios y a unos ciudadanos les gusta más que a otros lo ocurrido el sábado pasado, la coincidencia generalizada es que había que hacerlo.
 

Las consecuencias que se buscan en este tipo de pactos -y este redactor sólo está usando opiniones y frases escuchada a miembros de los partidos políticos municipales- es la estabilidad del Go-bierno, en este caso, local. Y dado que tal estabilidad estaba en entredicho por su condición de minoritario en la Corpora-ción, el partido del Gobierno ha dado el paso.
 

Otra cosa es por qué ha dado el paso y si lo ha dado motu proprio para acabar con la situación insostenible de Chiclana o para evitar una inminente moción de censura auspiciada por los socialistas. El alcalde, Ernesto Marín y el PP de Chiclana, sea como haya sido, han conseguido lo principal: la estabilidad. El buen uso de aquí en adelante, se les supone a ambos “acordantes”,
 

Y se dice "sea como haya sido" porque la verdad de todo lo que ocurrido en las sedes de los partidos no se va a saber en bastante tiempo y, desde luego, cada uno va a jugar con sus cartas. Evidentemente, como buenos políticos, cartas marcadas.
 

José María Román manifestaba a este redactor este martes pasado que se le había “puesto una trampa” al PP para que creyera que ya había pacto y obligarlo a gobernar con el PVRE para “desgastarlo”. La gente debería de creerse lo que dice, a lo que no están obligados los periodistas ni los ciudadanos que sólo escuchan. Y de la misma forma, reconocía a este redactor -que es vox populi- que ha habido reuniones con IU y con PVRE, pero las únicas conclusiones a las que se llegaron se centraban en la necesidad de “acabar con esta situación”. O lo que es lo mismo, con el PP en el Gobierno.
 
Sin repartir sillones
Román aseguró que “nunca” se pasó de ahí, no se habló de repartos de sillones y había plazo para hablar de pormenores. Lo mismo -aunque más parca en palabras- que decía el lunes la portavoz de Izquierda Unida, Ana Rodríguez, asegurando que sólo hubo reuniones informales y, además, esas reuniones comenzaron al día siguiente de conocerse los resultados electorales. Lo lógico.
 

No obstante, Rodríguez aseguró que Ernesto Marín no tenía por qué temer una moción de censura porque ella había dicho que nunca pactaría con nadie. Eso, obviamente, se podía decir antes de las elecciones del 25 de marzo pasado. Después, quizá todos esperaban algo más de lo que van a alcanzar y algún compañero de la prensa aseguraba que Rodríguez habló en alguna ocasión de “al día de hoy”. Antes del 25 de marzo.
 

Sí negó tajantemente -tan tajantemente como se lo espetaron- que hubiera un pacto ya acordado entre PSOE, lU Y PVRE tras las elecciones autonómicas, por eso de que al PVRE le vienen mejor compañeros de viaje más cercanos a donde se cuecen las soluciones a los problemas de las viviendas ilegales. O sea, a los que siguen mandando y mandan ahora en la Junta: PSOE e IU.
 

La diferencia en estos últimos meses es que el PVRE ha dejado clara su intención de ser un partido político para trabajar por todos los ciudadanos y de ahí que haya optado -visto lo visto- por apoyar al partido que legítimamente debe ocupar la Alcaldía cuando la democracia no se pervierte, que es casi nunca.
 

En el PP sí tenían y siguen teniendo claro que el “golpe de timón” estaba a punto y sencillamente no se ha dejado sorprender, como aseguró el secretario andaluz, Antonio Sanz. Marín encontró en su partido el beneplácito para acabar con una situación insostenible y elegir entre todo lo que supone un pacto y la estabilidad de la ciudad. Y optó sin ambages por la estabilidad. Punto y seguido.

 

Nuevo equipo de gobierno
 

Acuerdo de gobernabilidad

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