Ramón Navarro es Hermano Mayor de la Hermandad del Carmen de Conil desde 2019. El balance que hace de las fiestas por la Virgen del Carmen dice ser “espectacular” y destaca la emoción con la que ha vivido todos y cada uno de los momentos que se han producido. Destaca la sencillez de Chani a la hora de pregonar o la emoción de algunas de las levantás, entre otros momentos. Dice que, tras la recogida, siempre le gusta quedarse sólo ante la Virgen a quien dice verla con otra cara: de cansada, de satisfacción, de buen hacer por las calles de Conil. Perteneciente al cuerpo de Infantería Marina de la Armada, se despide este año de su cargo de Hermano Mayor y asegura tener todavía mucha resaca emocional de todo cuanto ha acontecido. “Me quedo con la mirada con la que sus devotos la miran cuando sale a la calle cada 16 de julio”, declara
Cuando termina la procesión, suelo quedarme un ratito solo delante de ella y la observo. Parece que le cambia la cara. Es como si dijera: estoy cansada, voy a descansar que lo que he hecho es algo bonito”¿Qué balance haces de la festividad del Carmen 2023?
–Desde que diera comienzo el triduo hasta que se recogiera la Virgen el 16 por la noche, el balance ha sido espectacular. Creo que ha superado con creces las expectativas que tenía. Cada día ha tenido algo especial. Soy una persona que demuestra muy poco las emociones, pero este año ha sido un año de muchas, una tras otra, desde el primer día. Destaco la devoción de la gente. El día 16, desde por la mañana, un rato antes de empezar la misa de las nueve de la mañana, ya había personas esperando en la puerta. Había ganas. Había gente acompañando a la Virgen durante las vísperas y durante el Día del Carmen. Ver cómo, a la llegada de la Virgen al puerto, las personas hacían cola para tocarla, besarla… es muy emocionante. Estoy muy contento con todo el resultado. De hecho, hubo quien me lo dijo en plena procesión: se te ve con cara de alegría, se te ve feliz.
¿Cuáles han sido los momentos más especiales de la festividad para ti?
–El 16 de julio por la mañana, en el puerto, en la presentación de los niños a la Virgen, me quedé con la imagen de un bebé de unos pocos meses que miraba al párroco y miraba a la Virgen una y otra vez. Estiró el brazo para tocarla y pensé en qué sería lo que le habría despertado la Virgen a él para querer llegar a ella siendo tan pequeño. También me quedo con las levantás, algunas de ellas para poner el vello de punta; así como otros momentos como la sevillana que interpretó David Heredia para la Virgen desde un balcón de la calle Salmonete, la actuación angelical de los dos chicos en la Calle Piedra de la Rendona o las voces de Ángelo y el Cañejo para poner el broche de oro en la recogida. Fueron muchos momentos especiales. Si hablamos de un momento especial que me gusta vivir cada año, es la salida y la recogida de la procesión. Cuando ella vuelve a su casa ya de noche y la gente de su pueblo la recibe con esa petalada y entre aplausos. Es como si sus vecinos les dijera: bendice las calles de tu pueblo, pero vuelve aquí que te echamos de menos.
¿Cuántos años llevas como Hermano Mayor?
–Llevo cuatro años y ya este es mi último. Empecé en 2019. Durante dos años la festividad estuvo salpicada por la pandemia de coronavirus, aunque también fueron especiales.
¿Cómo viviste el pregón de Chani Camacho?
–Destacaría del pregón la sencillez con la que Chani exaltó el Carmen. Iluminó en ese pregón y, de hecho, se lo dije a ella personalmente. Tenía luz propia. Desprende mucha sencillez.
Cuando termina todo, y se cierran las puertas de la capilla tras la procesión, ¿En qué piensa el hermano mayor de la Hermandad del Carmen?
–Siento satisfacción y pienso que todo ha salido bien, que ella ha salido, ha bendecido las calles y está de nuevo en su casa y la gente ha podido tenerla cerca. Cuando termina la procesión, suelo quedarme un ratito solo delante de ella y la observo. Parece que le cambia la cara. Es como si dijera: estoy cansada, voy a descansar que lo que he hecho es algo bonito.
¿Qué significa la Virgen del Carmen para ti?
–Para mí, la Virgen del Carmen es reina y madre, al igual que la Virgen de los Dolores o la Virgen de la Soledad. Pero esta advocación me llama por mis raíces, mi padre y mis abuelos eran de la mar y mi madre me enseñó a tener fe en ella. Además, es mi Patrona. Pertenezco al cuerpo de Infantería Marina de la Armada. Estamos todavía en una especie de limbo por todo lo sucedido durante estos días. Cuando llegue septiembre, ya empezaremos con las preparaciones del Rosario de antorchas por las calles del Barrio de los Pescadores que tiene lugar en noviembre.
Cambiando de tema, ¿Cómo vivís desde la Hermandad todo el proceso que se está llevando a cabo desde el barrio de los Pescadores para convertir a la Virgen del Carmen en Alcaldesa Honoraria y Perpetua de Conil?
–Ahora mismo todo eso está parado. Desde la Hermandad, que por devoción se le quiera dar este título a la Virgen, es algo de agradecer, igual que cuando alguien le regala algo. El Obispado tiene la última palabra. Se le conceda o no se le conceda, yo me quedo con la mirada con la que sus devotos la miran cuando sale a la calle cada 16 de julio.
Y para terminar...
–Quiero agradecer a todas las personas por la acogida que tiene la Virgen del Carmen en Conil. Las emociones acumuladas son muy fuertes y creo que eso se nos notaba a todos. Tenemos a nuestra madre terrenal y a nuestra madre celestial, la Virgen, y a ambas tenemos que quererlas y tratarlas de la misma manera.