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La celebración ‘hamletiana’

El descalabro deportivo de la pasada campaña en Primera y otro posible título del máximo rival ponen en entredicho el festejo

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  • Festejar o no, la cuestión -

Por primera vez en la historia del fútbol, la celebración tras el logro de un objetivo; en este caso, la vuelta del Betis a Primera División, está en estos momentos en estado de cuarentena. La razón es sencilla. Y es que existen dos factores que a día de hoy, son tenidos muy en cuenta por mucha parte del beticismo y por supuesto, desde dentro del club, tanto en la directiva, como por el cuerpo técnico y la plantilla.

Una de ellas tiene que ver directamente con el rendimiento de un equipo que dio con sus huesos en Segunda División después de una campaña convulsa institucionalmente y catastrófica a nivel futbolístico, pues el conjunto verdiblanco terminó descendiendo con la menor puntuación posible en los anales de la Liga, algo que caló hondo y de qué manera en la afición, que veía una semana y la siguiente, deambular al club de sus amores en cada partido jugado en la máxima categoría del balompié español que quedará impreso en la retina durante largo tiempo.

Es por ello que el ascenso bético se ve desde un gran sector más como una redención de los pecados cometidos que como un éxito deportivo para festejar por todo lo alto. Pensamiento que además ha generado cierta discrepancia en las últimas declaraciones de dos de los capitanes del cuadro de Heliópolis. Mientras Antonio Adán afirmaba que no había nada que celebrar hace unos días atrás; su compañero, Jorge Molina, manifestaba su deseo de hacerlo tras el encuentro disputado en Mallorca.


Pero existe un motivo mucho más feroz y lacerante para tomar una medida como la que aquí se expone y no es otra que un hipotético nuevo título europeo del Sevilla en sus vitrinas en fechas coincidentes. Una comparativa sin duda muy dolorosa para los aficionados del Betis, que no estarían dispuestos a sufrir las interminables guasas del sevillismo.

Así las cosas, se convierte en capital que el duodécimo ascenso se produzca en el Benito Villamarín y la celebración se lleve a cabo, pero con la moderación requerida. La distancia entre béticos y sevillistas en cuanto a conquistas ya no es la de antaño y mucho ha de cambiar en los próximos años para que ambas entidades puedan volver a convivir a la par que su masa social representa.

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