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Puntazo de gloria bendita (1-1)

Derroche de energía y puntería del conjunto verdiblanco que puso contra las cuerdas al Real Madrid y poco le faltó para ganar

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  • Ahora, Betis, sí -

El Betis es capaz de todo y cuando parece que peor pintan las cosas, el milagro a veces se obra. Esta vez, no con la victoria, pero sí a través de un punto merecido.

Y un Betis, intenso y aguerrido, obtendría el mejor premio posible, al contrario que en la mayor parte de las ocasiones, con un gol tempranero, cuya rúbrica, la de Álvaro Cejudo, desataría el delirio de la parroquia verdiblanca, tras el zapatazo de volea a la escuadra, que Keylor Navas pese a su estirada, sólo pudo ver cómo se colaba en las mallas.

Minuto 6 de partido y los de Heliópolis ya iban ganándole a todo un Real Madrid, jugando mejor y teniendo las ideas mucho más claras que el bloque entrenador por Zidane.

El Betis sin duda alguna estaba ofreciendo su mejor versión de la temporada, sabiendo dominar en los 20 primeros minutos y con la capacidad de aguantar las pocas eso sí, embestidas madridistas.

La única y más clara ocasión visitante la tendría Cristiano Ronaldo en la recta final de la primera mitad, pero mano a mano con Adán después de una maravillosa pared con Benzemá, disparó demasiado cruzado fallando lo indecible en un futbolista de su categoría mundial.

Con ventaja mínima al descanso y el estadio absolutamente volcado con el equipo de las trece barras, saltaba la sorpresa en el Villamarín.

La segunda parte arrancaría con una tónica similar a la de los 45 minutos iniciales, si bien la necesidad del Madrid con el paso del tiempo, obligó a sus jugadores a dar un paso hacia delante y al Betis a defenderse como un gato panza arriba.

En suma, las lesiones tanto de Fabián como de Kadir desestabilizaron la táctica de Merino y así llegaría el gol madridista en el 70’ de la segunda, previo fuera de juego de Carvajal al recibir el pase interior de James.

Hasta el final, las prodigiosas intervenciones de Adán le permitieron al Betis aguantar cual resistencia numantina el asedio por momentos al que se vio sometido el cuadro bético; e incluso tener una oportunidad para ganar en las botas de Rubén Castro, aunque su lanzamientos con la pierna izquierda se perdería por muy poco cerca del poste derecho de Navas.

Tras el pitido definitivo, éxtasis en el Villamarín y un empate que sabe a gloria.

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