Izquierda Unida, que ha perdido siete de los doce escaños que tenía en el Parlamento andaluz, es la principal víctima del nuevo escenario político abierto a raíz de las elecciones andaluzas y afronta una difícil transición al liderazgo de Alberto Garzón.
Como habían anticipado las encuestas, IU ha sufrido casi en solitario la irrupción de Podemos y ha pagado cara su presencia en el Gobierno andaluz en la pasada legislatura.
Los 438.372 votos obtenidos en 2012 por Diego Valderas se han quedado en los poco más de 271.000 recibidos por Antonio Maíllo.
El batacazo en su principal fortín abre un nuevo tiempo también para IU, que en apenas dos meses afronta retos clave en las elecciones municipales y autonómicas, en especial en Madrid, donde el efecto de su fractura interna puede tener un gran impacto electoral.
También se examinará en Extremadura, donde ha permitido el Gobierno de José Antonio Monago al negarse apoyar al PSOE, o en Asturias, otro de sus núcleos fuertes, donde facilitó el gobierno del socialista Javier Fernández y posteriormente le retiró su apoyo.
Un panorama que IU afronta aún dirigida por Cayo Lara, que hace poco más de tres años logró once escaños en las elecciones generales, y en transición hacia el liderazgo de Alberto Garzón.
Al candidato de IU a las elecciones generales, decidido a encontrar puntos de encuentro con Podemos y los movimientos sociales, le queda por delante la tarea de convencer a los suyos y a los ajenos de que su proyecto es viable.
De momento, en las municipales del 24 de mayo, IU concurrirá en coalición con Podemos y Ganemos en lugares clave como Barcelona o Palma de Mallorca, mientras que en Madrid su candidato, Mauricio Valiente, ha sido expulsado por concurrir a las primarias de Ahora Madrid.
No es más halagüeño el panorama que afronta Unión, Progreso y Democracia (UPyD), que sigue sin representación parlamentaria en Andalucía, pero ha visto como Ciudadanos ha ocupado el hueco que aspiraba llenar y ha entrado con nueve escaños.