Plaza de toros de El Puerto, sexto festejo del abono 2017. El viento de levante molestó más a la plasticidad de Morante que al poderío de “El Juli”. Con tres cuartos de plaza se han lidiado tres toros de Núñez del Cuvillo para Morante de la Puebla (añil e hilo blanco con los pechos bordados): silencio, silencio y bronca; y tres toros de Santiago Domecq para “El Juli” (plomo y oro): dos orejas, oreja y dos orejas y rabo. Actuó como sobresaliente Enrique Molina (Grana yoro) que estuvo muy atento la lidia realizando dos quites de peligro. Al segundo de la tarde“Dulzarrón” nº 81 de 510 kg. se le premió con la vuelta al ruedo. La cartelería anunciaba trestoros de Núñez del Cuvillo y tres de Daniel Ruiz, pero hasta seis pupilos de la segundaganadería fueron rechazados en el reconocimiento y reemplazados por reses de SantiagoDomecq.
Morante de la Puebla no pudo lucirse con el capote en su primer toro, un jabonero apretado de carnes que desde el primer capotazo demostró su falta de clase. Con la pañosa nada pudo realizar ante un animal a la defensiva que echaba la cara arriba a la salida de los muletazos.
El tercero de la tarde parecía que tenía problemas en la vista. El torero de La Puebla lo intentó torear sin apreturas en una faena corta con algún pase suelto con la zurda que agradó al respetable.
En el último de su lote se estiró en dos sevillanísimas verónicas. Con la pañosa no logro el acople necesario ante un toro muy deslucido. Quizás en otra tarde con menos viento y con un Morante más tocado por los duendes del toreo de arte, el sevillano hubiese sacado algo más de este ejemplar.
“El Juli”, quien desde el 2011 no pisaba el albero portuense, ha demostrado esta tarde por qué manda en el toreo. El maestro de Velilla de San Antonio ha parado el viento y ha realizado tres faenas de muchos quilates a tres importantes toros de Santiago Domecq.
A su primer oponente lo recibió a pies juntos rematando los lances con chicuelina y gran media verónica. En la muleta el toro tuvo buen son yendo a más en sus embestidas gracias a los tiempos que el torero inteligentemente le dio durante la lidia. Buenas tandas por el pitón derecho con la mano muy baja rematadas con pases de pechos de pitón a rabo y con bellísimas trincherillas. Para terminar el cornúpeta se tragó tres circulares invertidos ante el delirio del público. Tras una leve petición de indulto el toro cayó fulminado de una gran estocada y las dos orejas fueron a parar a las manos del diestro. Al toro se le dio la vuelta al ruedo.
En el cuarto de la tarde le molestó mucho el viento en los lances de recibo. Brindó la faena al futbolista Joaquín que ocupaba una localidad del tendido uno. Pese al viento reinante el torero se saca al toro a los medios. Este astado tuvo menos entrega en sus embestidas pero el maestro no dudó en sacarle todo lo que tenía dentro en una faena larga y llena de sabiduría. Tras otra gran estocada cortó una oreja.
Antes de que el sexto de la tarde saliera al ruedo el público presentía una gran faena y jaleó al diestro con palmas por bulerías. En el quite llegó el éxtasis capotero con unas chicuelinas a manos bajas y con el compás abierto, rematadas con dos medias y una larga que merecieron el premio de que sonase la música. Tandas de poderío y maestría por ambos pitones bajando muchísimo la mano y fijando al toro con firmeza en los toques. La última tanda al natural la remató por luquesinas convirtiendo la plaza en un hervidero. Tras una gran estocada consiguió los máximos trofeos. En esta ocasión no puedo criticar que la presidencia otorgase el rabo ya que lo considero como un premio a la gran tarde que hoy “El Juli” ha regalado a los aficionados portuenses.
Al finalizar esta crónica recibo noticias de que Morante, desilusionado se retira por un tiempo indefinido del toreo.