Plaza de toros de El Puerto de Santa María sábado 7 de agosto del 2021. Lleno de ‘No Hay Billetes’, de acuerdo con el aforo permitido por las Autoridades Sanitarias en esta época de pandemia y cumpliéndose en todo momento las pertinentes medidas anti-Covid.
Tercera corrida de la Temporada de Verano. Se han lidiado cinco toros de Prieto de la Cal y uno de Parladé, que saltó en quinto lugar como sobrero. Actuó como único espada Morante de la Puebla (de purísima y oro con ilustraciones pictóricas y chorrillos largos, un traje digno para exponer en un museo taurino): silencio, silencio, silencio, pitos, silencio y silencio.
Actuaron como sobresalientes Álvaro de la Calle (verde hoja y oro): que se encargó, por orden de Morante, de meter en el caballo al cuarto de la tarde; y Diego Hermosilla (catafalco y plata): quien no intervino en la lidia.
Se desmonteraron tras parear Joao Diego Ferreira y Raúl Ramírez en el segundo. Antes de comenzar el paseíllo, sonaron los acordes del Himno Nacional. Morante de la Puebla recogió una gran ovación, a la postre la única de la tarde, antes de la salida de su primer oponente. Bonito detalle de que la bandera de La Puebla del Rio ondeara hoy en la Plaza Real en honor al diestro cigarrero.
Flaco favor le ha hecho esta tarde el “genio” de La Puebla a la ganadería que pasta en la Finca “La Ruiza”, ya que tras el desastre ganadero de Prieto de la Cal esta tarde en El Puerto, ha puesto en puerta de “La Ruina” a la historia de tan emblemática ganadería.
Fuerte fue la apuesta del torero y del ganadero en ésta tarde, el primero por intentar rememorar gestas antiguas de lidiar a los Veraguas, y el segundo por intentar sacar de “los pueblos” y de carteles de “gladiadores” y rejoneadores, a los preciosos jaboneros que llevan sangre, hoy en día agua, de una de las sietes castas fundacionales del toro de lidia, la “Vazqueña”.
Decía Tomás Prieto de la Cal, allá por el mes mayo en una entrevista a un diario de tirada nacional: “antes de matar un toro en el matadero, lo suelto por la Castellana”, pues que los madrileños tengan cuidado que cualquier día se pueden encontrar con un encierro de toros jaboneros en pleno centro de Madrid.
Ya lo dijo “El Guerra”: “lo que no pué ser no pué ser, y además es imposible”.
Los toros que hoy han saltado al albero portuense, a pesar del duro castigo que alguno han recibido en el caballo, no tienen lugar en la tauromaquia actual, y me atrevo a decir que ni en la antigua, ya que sencillamente no han tenido “lidia”. Morante no ha estado a gusto en ningún momento, incluso no le ayudó, llegando a echarse al final de la faena, el “anovillado” sobrero de Parladé que saltó al ruedo en quinto lugar por decisión “unánime” del Presidente, ya que el toro titular lo devolvió por su “cuenta y riesgo” a los corrales no padeciendo el mismo ningún defecto, ni siendo pedida su devolución por el respetable.
Morante sin opciones, ante una “bueyada” de Prieto de la Cal, aunque repito que hay reprocharle al torero el excesivo que alguno de los toros han sufrido en el tercio de varas, aunque ésta circunstancia no salve ni excuse el mal comportamiento de los astados.
Hay que destacar que en cinco de los seis toros la faena de muleta la comenzó con el estoque de matar en la mano y se basaron en un “quita moscas” de pases por alto.
Como anécdota la Banda de Música “Maestro Dueñas” no pudo tocar en ninguno de los 6 toros, cosa que parecía hasta hoy imposible.
