El rey de Marruecos dice que lo de sus provincias del sur es como los dogmas de fe y la posición papal en la Edad Media. En el discurso en conmemoración del 46 aniversario de la Marcha Verde ha hablado “ex cátedra”:"el carácter marroquí del Sáhara es una verdad tan perdurable como inmutable”. Además ha establecido una cláusula nunca señalada antes, anunciando que no comerciará con ningún país que no acepte la incorporación del Sahara Occidental a Marruecos. Los países que tengan posiciones “vagas o ambivalentes” sobre la anexión no serán bienvenidos.
"La legitimidad de nuestra causa está validada por los anales de la historia” es el segundo argumento. Ya se sabe lo que dice Eric Hobsbawn: “Los mitos y la inventiva son esenciales para la política de la identidad…”. Es decir, en las caravanas del Sáhara, bereberes y saharauis no hablaban de otra cosa que de su pertenencia al reino alauí desde tiempo inmemorial. Incluso antes de que existiera. Lo que no cabe duda es que este asunto constituye el principal dossier de la política marroquí, y gobierno como oposición, el monarca y el pueblo comparten la reivindicación. En España se sabe esta lección perfectamente. Lo vemos en nuestros nacionalismos cada día. Desde Don Pelayo a los nacionalismos vasco y catalán que quieren hundir sus raíces en el Pleistoceno. Los errores históricos -intencionados- constituyen una parte esencial del nacionalismo. De norte a sur y de este a oeste se ven ejemplos de la invención y del uso espurio de la historia. La lectura de los reinos -o Estados- que han desparecido daría mejor perspectiva al monarca que piensa que todo es inamovible. El reino de Aragón, Lituania-Polonia, Saboya y el Piamonte, la URSS, el Sacro Imperio, Turingia y Baviera, el Imperio Almorávide, el de los Habsburgos, Checoslovaquia, Yugoslavia…ya no existen.
Unos drones del ejercito marroquí han destruido tres camiones argelinos provenientes de Mauritania que transitaban por una carretera que bordea Sáhara Occidental pero no entra en él, salvo en su final, en las proximidades de Tinduf argelino, pero en territorio controlado por el Frente Polisario. Los tres conductores murieron. La tensión y el cálculo del poderío militar de cada parte ya está en los medios internacionales. Argelia piensa en la revancha, además de la del gas. España, inquieta, pide contención.