¡Lo que habla la gente! ¿De qué chistera habrá salido que un partido tan serio como I. U. C. A. vaya a proponer al Parlamento la elevación a BIC (Bien de Interés Cultural) de los chistes de leperos?Bien visto, quizá no sea tan descabellado como especie en extinción.
Hace siglos que no se escuchan esos lacerantes ataques a la dignidad de un pueblo, que en Venezuela cambian de nacionalidad y se hacen gallegos. A lo mejor merece la pena conservarlos en formol, para no olvidar cómo se llegó a hacer el tesón sinónimo de cabezón, vulgar o palurdo. Puede que normal en el país del “que inventen ellos”, pero impropio del espíritu progresista. ¿O no?El problema es más profundo. El problema está en que, cuando uno de los pilares del “milagro económico andaluz” hace aguas -como el resto de la Comunidad- el paro, la falta de oportunidades o la necesidad de enseñanza, queden por debajo del recuerdo de los chistes -algunos ocurrentes, muchos zafios, groseros e injustos-; que la realidad, entonces laboriosa, hoy dramática, quede cubierta con la sombra de la risa fácil. Pero, si viene de los amigos del pueblo, no puede ser malo. ¿No?El amigo del pueblo practicante de jornadas laborales, sólo en la sede sindical o el Ayuntamiento, está por encima de ese pueblo.
Para eso es y puede ser, amigo. Menuda panda de inocentes, la mayoría había creído que el pacto de honorabilidad afectaba a todos por igual; inocente que es la gente, incapaz de distinguir clases y castas. Concentrados en la re-creación del idioma, los políticos desconocen la diferencia entre “honestidad” y “honradez”. Desconocen el recurso de aferrarse a la primera para huir de comprometerse con la segunda, y desconocen la consecuente contradicción de titularse “honestos”, mayor aún en los no creyentes.El amigo Valderas, de Bollullos, podría ser menos permisivo con su niño, que Lepe está más lejos que La Palma del Condado, y no hay lugar a enfrentamiento de proximidad. Tiene que ser muy difícil llevar un partido, más difícil todavía llevar una coalición; no sabemos los independientes lo que nos perdemos. Pero, a lo mejor, con un comportamiento centrado en la seriedad y en la atención a los verdaderos problemas, podían hasta ganar confianza, que siempre viene bien para obtener votos convertibles -en escaños o concejales-.Valderas no puede poner a su niño sobre las rodillas -ya está crecidito- y darle unos zurriagazos, no porque comparta sus razones, sino para evitar el castigo por maltrato infantil. Que él no tiene nada contra Lepe, faltaría más. Tampoco puede hacer carrera con Torrijos, que es muy molesto el humo en la cara. Ni tiene por qué.
El Gobierno ya dejó claro que contra las leyes hechas para la mayoría, otras, hechas aposta, les permiten saltarse las primeras.Torrijos no tiene por qué dimitir, ni IU por qué darle el retiro, y eso que el Juzgado le citó para advertirle. Sólo para decirle que se vaya buscando un (buen) abogado. Preferencias de las que goza el político frente a la ‘plebe’, quienes vamos listos y bien informados con una carta certificada.