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España

Un museo de grafitis en la calle Relator

Los comerciantes de la calle Relator decoran sus persianas para evitar pintadas

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  • Grafiti en un comercio -
La panadería, el bar, la librería o la escuela de cocina. Son algunos de los comercios ubicados en la calle Relator, situada entre la calle Feria y el Pumarejo. Además de la ubicación, últimamente todos tienen algo en común. Han decidido decorar las persianas de sus establecimientos con coloridos grafitis, que le dan a la calle un aspecto curioso y alegre.

La dueña de la librería Relatoras, Lola García, explica que con estos dibujos los comerciantes buscan precisamente evitar que otros grafiteros pinten las paredes y persianas con motivos menos decorativos. “Los grafiteros se respetan entre ellos, y si tienes un dibujo, no te pintan”, explica la librera. Ese es el objetivo principal. El otro es que cuando la tienda esté cerrada “sirva para hacer publicidad”.

La idea desde luego no es nueva, pero el hecho de que comercios tan cercanos y de una misma calle se hayan animado con esta iniciativa, llama bastante la atención. “Ya mismo va a parecer esto un museo”, explica María, un vecina que acaba de comprar una chapata en la panadería de Ana Fernández. Ella lleva 17 años dispensando pan en el barrio y fue la primera en llamar a un grafitero para que le decorara su persiana. “Sería sobre Navidad más o menos y parece que ha habido efecto llamada”, explica. Diego fue el encargado de decorar la persiana de la panadería, y la de la mayoría de comercios, aunque no todos.

Diego, o Mack34, que es su nombre artístico, constata que el principal objetivo de los que le encargan decorar su negocio “es para que no pinten en la chapa”. Por el momento el respeto entre artistas se cumple. Comenzó a hacer este tipo de trabajos hace tres años, y se muestra orgulloso de haber realizado muchos de los grafitis del barrio. “La mayoría piden dibujos relacionados con su negocio o con su logo”, explica. Aunque últimamente la demanda parece venir de gente que quieren decorar sus casa. “La próxima semana voy a pintar la habitación de un bebé, y hace poco pinté la esquinera de una piscina”. El precio de pintar una persiana está entre los 300 y los 450 euros”.

Algunos locales están comenzando incluso a pintar el zócalo de la fachada. También se pueden ver dibujos en puertas de garajes. Todo vale para evitar las indeseables ‘firmas’ que sufre el barrio.

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