“¿Si te sientas en un bar y consumes no molestas, y si lo haces en un banco sí?”, se preguntaba una de las madres. Algunos acudieron con sillas, alguna madre hacía ganchillo y otros pegaban en los árboles los dibujos echos por los niños. Entre todos improvisaron una asamblea en la que decidieron que cada lunes protestarán celebrando una merienda en el mismo lugar donde antes estaban los bancos.
Según fuentes municipales la medida se tomó para dar respuesta a “a un bloque de vecinos”, que se quejaban del ruido producido por los que hacían uso de los bancos. “Sólo se han eliminado los más cercanos a las viviendas”, explicaba un portavoz municipal. La asociación de vecinos La Revuelta asegura que sólo hay quejas de dos vecinos. “Podemos recoger firmas para demostrar que nosotros somos más”, proponía otro vecino ayer, favorable a la reposición de los bancos.
Vagos y maleantes
“Con la que está cayendo y la que se está liando por unos bancos”, explicaba a este periódico Virginia, una de las vecinas que exige la retirada de los bancos. También pide el cambio de ubicación del propio parque infantil. Asegura que el ruido le causa muchas molestias. “Deberían aplicar la ley de Vagos y Maleantes (antigua ley franquista)”, asegurando que el parque infantil es foco de borrachos y drogadictos.
El Ayuntamiento explicó que está buscando “consenso” para reubicar los bancos. Sobre el parque infantil las mismas fuentes fueron tajantes: “no se tocará”.