Este fin de semana ha tocado en La Alameda, donde la Policía no ha impedido beber en la calle
“La Policía (Local) estuvo dando vueltas con el coche, luego sobre las dos llegaron los de Lipasam echando agua y la gente se fue”. De esta forma resume Yoli Soriano cómo vivió su noche de marcha el pasado viernes en La Alameda de Hércules, donde desde el pasado jueves la presencia policial durante la noche ha sido constante. El dispositivo contó también con la participación de voluntarios de Protección Civil.
Hace ya varios meses que no se observaba tanta presencia policial en La Alameda, unos cuatro coches patrulla. Pero desde el Ayuntamiento explican que se trata del dispositivo normal para combatir el botellón “que es rotario y cada fin de semana se reparte por algunas de las zonas de movida”, según informaron fuentes municipales, que no facilitaron cifras sobre las multas tramitadas por incumplir la conocida como Ley Antibotellón, que desde 2007 prohíbe el consumo de bebidas en la vía pública.
Pero lo que ha podido verse este fin de semana en La Alameda, como ya ocurriera en la macrobotellona del pasado jueves, fue una función más disuasoria de la Policía Local que sancionadora. Los jóvenes pudieron hacer botellón en el centro de la plaza, sin que los agentes lo impidieran. En el dispositivo también participó Lipasam, lo que permitió que la plaza ya estuviera de nuevo limpia por la mañana.
De los palos a la disuasión
Desde que entrara en vigor la Ley Antibotellón en octubre de 2006, La Alameda se convirtió en una de las zonas más conflictivas, repitiéndose cada fin de semana las cargas policiales, que incluso llevó a algunos ciudadanos a denunciar las actuaciones de las policías Local y Nacional.
Precisamente mañana se celebrará en la Audiencia Provincial un juicio contra un policía nacional por la presunta detención ilegal de un profesor de la Universidad Pablo de Olavide (UPO) que asistía a una manifestación contra la llamada Ley Antibotellón.