Es evidente que la Princesa Catalina ha conseguido ganar algo de peso desde que se convirtió en una mujer casada.
No fueron pocos los medios que pusieron el grito en el cielo al ver cómo su cuerpo poco a poco se iba consumiendo, saltando varias alarmas que dieron la voz de alarma alertando de un posible desorden alimenticio de la duquesa.
Pero las aguas han vuelto a su cauce, y lejos de su ajetreadísima agenda pre-boda, Catalina ha vuelto a retomar una vida mucho más tranquila y sana, algo que se ha notado en su silueta.
Su cara vuelve a tener los pómulos marcados y su brazos ya no son esas escuálidas extremidades que preocuparon a medio mundo.
Fuentes cercanas a la princesa confirmaban a la web HollyBaby, que Catalina ha ganado una talla y alrededor de tres kilos y medio desde que contrajo matrimonio con el Príncipe Guillermo.
Su figura y su rostro se han convertido en la viva imagen de la felicidad, desterrando de una vez por todas la terrible amenaza de la anorexia.