Así lo ha acordado la sección tercera de la sala de lo penal de este tribunal, compuesta por el presidente, Alfono Guevara, y los magistrados Guillermo Ruiz Polanco y Clara Bayarri, que condena a Ullibarri por un delito de humillación a las víctimas a nueve años y medio de inhabilitación absoluta y le obliga a no acercarse a Jiménez Becerril durante otros cinco.
Considera probado que la noche del 29 de junio de 2010 el acusado, desde el ordenador de su casa, "accedió reiteradamente al perfil Facebook" de la emisora de radio abertzale Hala Bedi y visitó otras páginas con información de la etarra Nerea Bengoa.
De esta forma, enlazó con una en la que la eurodiputada mostraba su desacuerdo con que se financiara con fondos públicos de la Junta de Andalucía del tratamiento de fertilización de la terrorista, por lo que a continuación visitó la página de Jiménez Becerril, en la que accedió al formulario de contacto.
Allí, con el nombre de usuario "kaka kulo", envió el siguiente mensaje: "A ver si con un poco de suerte te pegan un tiro antes de la tregua definitiva y así te reúnes con los tuyos, so zorra... Un besito", para a continuación introducirse en la sección dedicada al hermano de la eurodiputada, Alberto Jiménez Becerril, concejal del PP en Sevilla asesinado por ETA junto a su esposa en 1998.
También consultó un artículo sobre la inseminación de Bengoa y añadió el post: "Perros... Seguro que va a salir precioso, como sus aitas... No como los vuestros, llorones, llorones, kagonesd y llenos de granos... Ke asko" con el mismo nombre de usuario.
Según la sala, del mensaje, "cuya literalidad indudablemente comporta un acto de humillación o vilipendio", se puede deducir el propósito de Ullibarri, cuya conducta fue "perversa" en cuanto que "calumnia y humilla" a la víctima, a la vez que "incrementa el dolor ya sufrido" y que por ello merece un "claro reproche penal".
Explica que, a diferencia del delito de enaltecimiento del terrorismo, el de humillación a las víctimas no requiere de difusión a través de un medio de trascendencia social, sino que "basta que el acto comporte el descrédito" o humillación.
La sentencia recoge en este punto el testimonio que con "firmeza y seguridad" ofreció Jiménez Becerril durante el juicio celebrado la semana pasada, cuando declaró haberse sentido afectada por su condición de hermana del concejal fallecido y aseguró temer por su propia seguridad al afirmar: "Tuve miedo. Me temblaron las piernas, me sentí inquieta".
Añaden los informes periciales que confirmaron que el mensaje se había enviado desde el domicilio del condenado en Vitoria, -en el que fue detenido el 15 de diciembre de 2010 junto a su pareja, Eva Montoya- y con el portátil que se halló en la vivienda.
Todo ello lleva a los magistrados a concluir que "fue el acusado quien escribió y envió el comentario humillante, máxime si (...) como indicio complementario, se tiene en cuenta que Joseba Andoni tiene una clara vinculación con la izquierda abertzale", tal y como él mismo precisó en la vista oral al reconocer que militó en Jarrai y Herri Batasuna.