El tiempo en: Benalmádena
Publicidad Ai

España

La ultraderecha violenta: 600 fichados en Madrid, poco activos y controlados

¿Ha habido un antes y un después del caso Jimmy? Los investigadores consultados creen que sí, aunque reconocen que la violencia en las gradas o, más bien, en los aledaños a las gradas ya estaba un poco de capa caída

Publicidad AiPublicidad Ai Publicidad Ai
Publicidad AiPublicidad Ai
Publicidad Ai Publicidad Ai
  • Ultras. -

El caso Jimmy y el juicio por el ataque a la librería Blanquerna han vuelto a poner por unos días el foco informativo en los grupos de ultraderecha, que en Madrid cuentan ya con algo más de 600 fichados, cada vez menos activos y más controlados.

¿Ha habido un antes y un después del caso Jimmy? Los investigadores consultados por Efe creen que sí, aunque reconocen que la violencia en las gradas o, más bien, en los aledaños a las gradas ya estaba un poco de capa caída.

Gracias al control policial, sobre todo en las "quedadas" de grupos ultras hinchas de los diferentes equipos previas a los partidos, y a las consecuencias del suceso que el 30 de noviembre de 2014 acabó con la vida del seguidor del Deportivo de La Coruña y miembro de los Riazor Blues, Francisco Javier Romero, Jimmy, y con 101 detenidos, la actividad violenta ha quedado reducida a la mínima expresión.

Tanto es así que, como explican a Efe responsables del Grupo 30 de la Brigada Provincial de Información de la Jefatura Superior de Policía, en 2015 ya no ha habido ningún arrestado. Mientras que en 2014, y antes del caso Jimmy, la cifra de detenidos de ultraderecha relacionados con el fútbol era ya de una quincena.

El caso Jimmy ha supuesto un parón de la actividad de los grupos ultras, reconoce uno de los investigadores, quien explica a Efe cómo antes de la reyerta mortal en el Madrid Río la Policía había conseguido detener la violencia, porque el control de estos hinchas ya empezaba en los propios desplazamientos.

Se une a ello las normas más estrictas en los accesos a los estadios, más seguridad en ellos y la puesta en marcha por parte de los clubes de medidas como las adoptadas por el Real Madrid, que prohibió la venta de entradas a los Ultrasur y creó la llamada grada de animación.

Aún así, algunos miembros de los Ultrasur siguen quedando los días de partido en un bar en la calle Marceliano Santa María, próxima al estadio Santiago Bernabéu, pero su actividad "es prácticamente nula", subrayan los investigadores.

Y aunque el club no les vende entradas, sí las consiguen para los partidos que su equipo juega fuera y llegan a desplazarse, pero su actividad "es mínima" y no violenta. "Ya no buscan como antes el enfrentamiento con la afición contraria", añaden.

El Frente Atlético, vinculado al Atlético de Madrid, y los Comandos Azules en el Getafe son, junto con los Ultrasur, los grupos radicales en Madrid de ideología de ultraderecha relacionados con el fútbol. Otros, como los Bukaneros del Rayo Vallecano o los Alkor Hooligans, están más vinculados a la extrema izquierda.

Lo que más preocupa a los investigadores es la incorporación de menores a estos grupos, de chavales de entre 14 y 16 años captados en el instituto y con un perfil que les hace más vulnerables a esa captación.

De este modo, explican las fuentes consultadas, muchos de ellos son jóvenes introvertidos con una necesidad de pertenecer a un grupo, que se sienten indefensos y que creen que formar parte de esa organización puede darles proyección, permitirles desempeñar un papel e, incluso, ser admirados o temidos.

En general, son muy "estéticos", con un tipo de atuendo muy característico y visible, porque, además, no pretenden ocultar su ideología, que vuelcan contra los inmigrantes, los refugiados -sobre todo, tras los atentados de París- o los independentistas catalanes.

Puños americanos, defensas extensibles, hebillas de gran tamaño y armas blancas son los objetos que utilizan estos grupos, a los que se les ha secado una de las fuentes de financiación: la reventa de las entradas que les cedía el club.

En su perfil no destaca ninguna extracción social en particular, con profesiones y poder adquisitivo dispares. Generalmente, cuando tienen ya una determinada edad, dejan el grupo, aunque se siguen dejando ver por los estadios, pero sin implicarse tanto en acciones violentas.

Fuera del entorno de los partidos, la ultraderecha violenta actúa ya muy poco en Madrid y, de hecho, el asalto a la librería Blanquerna casi pude considerarse un suceso aislado, aunque a finales del pasado año se observó un repunte de agresiones con menores implicados.

Tres detenciones en quince días tuvo que practicar la Policía, pero ya no han vuelto a actuar.

Uno de los grupos de ideología neonazi más activos en Madrid es el llamado Hogar Social Ramiro Ledesma, que ha protagonizado diversos desalojos de edificios ocupados por sus miembros y que reivindica ayudas a los españoles más desfavorecidos frente a las que reciben los inmigrantes y refugiados.

De todos modos, la violencia de la ultraderecha -según el Ministerio del Interior, en España hay activos 46 grupos- ya nada tiene que ver con la de la década de los 90, que acarreó varias muertes.

¿Preocupa su evolución? De momento, están controlados, apostillan los investigadores.

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN