La Guardia Civil y la Gendarmería francesa han detenido a doce personas en una operación en la que se ha desarticulado una organización criminal internacional asentada en Pamplona y Santurce (Vizcaya) dedicada a la sustracción de cobre en el norte de Francia.
El metal posteriormente era vendido a centros de tratamiento de residuos y reciclaje de Navarra y País Vasco, según ha informado hoy la Guardia Civil en un comunicado.
En el marco de la operación, denominada "Casernes", han sido detenidas cinco personas en Francia, dos en Santurce y cinco en Pamplona, algunas de ellas con numerosos antecedentes por hechos similares, y se han esclarecido catorce robos cometidos en el norte de Francia.
Asimismo, se han realizado cuatro registros en diferentes naves industriales situadas en el Valle de Trápaga (Vizcaya) y Noain (Navarra).
Se han intervenido además tres vehículos, dos turismos y una furgoneta, varias placas de matrícula, más de 1.000 kilogramos de bobinas de cobre valoradas en 15.000 euros, varios discos duros y numerosa documentación que está siendo analizada.
La operación, en la que han participado organismos de coordinación policiales como Europol, los agregados policiales de España en Rumania y Francia y el Centro de Coordinación Policial y Aduanera de Canfranc, se inició en septiembre del pasado año cuando la Guardia Civil procedió a la identificación en un control de tres personas que circulaban en un vehículo que transportaba una importante cantidad de cobre.
Durante el control, los agentes verificaron la existencia de otro coche que hacía de lanzadera, ocupado por otras cuatro personas.
Continuando con las investigaciones y gracias al intercambio de información entre los diferentes cuerpos de seguridad, los agentes constataron la existencia de otro robo de una importante cantidad de cobre cometido en la localidad de Verneix (Francia), lo que permitió relacionar a uno de los identificados en España con la sustracción de dicho material.
Por tal motivo, la Guardia Civil estableció un dispositivo de seguimiento y control sobre este grupo de personas que dio como resultado la detención y desarticulación de todo el entramado.
Según dicha fuente, la organización se ejercía desde Rumanía, contactando con los cabecillas asentados en el País Vasco y Navarra, y éstos, a su vez, lo hacían con el resto de la red para concertar un lugar de reunión previo al paso de frontera en dirección Francia.
En los desplazamientos utilizaban turismos de alta gama como vehículos lanzadera para advertir de la presencia policial, y furgonetas para transportar el material que había sido sustraído.
Asimismo, los integrantes cambiaban constantemente sus cometidos en los desplazamientos así como de vehículo, para dificultar las labores de investigación. La organización contaba a su vez con dos subgrupos encargados de las labores de vigilancia y de desactivar las alarmas, acceder a los recintos, sustraer y cargar la mercancía.
Una vez sustraídos los metales dejaban estacionadas las furgonetas en un aparcamiento público en Bilbao, donde establecían medidas de seguridad para evita el robo de la carga y posteriormente se dirigían a sus domicilios.
Pasados unos días, la organización ponía a la venta el cobre en centros de tratamiento de residuos y reciclaje en las localidades de Navarra y Vizcaya.
Las investigaciones han sido desarrolladas por el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Pamplona.