Así se lo dijo el sábado pasado José Manuel Navarro, biólogo del Villa de Pitanxo, a su hermana Mónica en la que fue su última comunicación antes del naufragio
"No se lo digas a papá ni a mamá, pero esto es un infierno, una tormenta muy grande", le dijo el sábado pasado José Manuel Navarro, el biólogo del Villa de Pitanxo, a su hermana Mónica en la que fue su última comunicación antes del naufragio del pesquero, ocurrido el martes.
Desesperados por la falta de noticias, José Navarro, el padre del científico de a bordo, y Mónica, la hermana, han pedido a través de Televisión Canaria al Gobierno que movilice medios a esa zona del Atlántico, frente a Terranova, para buscar los restos del pesquero y a los tripulantes desaparecidos.
"Medios hay, que bajen a esas profundidades y recuperen los cuerpos, porque nos merecemos despedirnos de nuestros familiares", ha demandado Mónica Navarro.
Esta joven y su padre creen que encontrar el barco no solo permitiría, probablemente, recuperar los cuerpos de los desaparecidos, ya que piensan que se quedaron dentro del casco, sino obtener "mucha información" sobre las causas del hundimiento.
"Esto es solo el principio de la lucha. Ahora estamos luchando para que continúen la búsqueda, pero luego lucharemos para que se investigue el caso y el responsable pague en la Justicia, porque desde el principio ha habido negligencias. No ha sido un naufragio fortuito", sostiene Mónica Navarro.
En su última comunicación, por videollamada, José Manuel Navarro le confesó a su hermana el temor que sentía por la "tempestad" que les rodeaba, zarandeados por "olas muy grandes".
Pero aún así, no flaqueaba: "No te preocupes hermana, que dentro de dos semanas estoy ahí", le dijo, antes de despedirse.