El acusado de asesinar de 23 puñaladas a un compañero de la prisión de Albolote (Granada) en junio del 2017 ha reconocido los hechos aunque ha asegurado que actuó movido por el miedo y después de aguantar los meses de abusos, incluidos sexuales, a los que le sometió la víctima.
La Audiencia de Granada acoge desde este lunes el juicio, con jurado popular, contra un preso de la cárcel de Albolote acusado de matar a otro reo en las instalaciones penitenciarias.
La Fiscalía, que inicialmente solicitaba para el acusado David M. G. 15 años y medio de prisión por un delito de asesinato, ha interesado en su escrito provisional de acusación una pena de 10 años y medio de prisión por un delito de homicidio con atenuantes.
Los hechos que se juzgan desde este lunes se remontan a las 17:30 horas del 19 de junio del 2017 cuando el procesado estaba en el taller de carpintería del módulo cuatro de la prisión granadina en la que también cumplía condena Pedro, un preso de 47 años.
En ese mismo módulo, el acusado comenzó una discusión con su víctima y, "con clara intención de causarle la muerte", según la Fiscalía, sacó de entre su ropa una hoja de tijera de unos 6,5 centímetros de longitud y comenzó a perseguir a Pedro, que recibió varios golpes.
Pese a que otros reclusos trataron de frenar la agresión, el acusado provocó una primera lesión superficial en la espalda de la que Pedro logró huir, aunque continuó agrediendo a su víctima hasta provocarle al menos 23 lesiones en cara, piernas, brazos y zona pectoral.
El acusado ha reconocido que mató a la víctima, aunque ha asegurado que lo hizo porque abusaba de él y ha recordado que la discusión de aquella tarde comenzó porque la víctima quiso tocarle.
"Le di un puñetazo y le oí pedir un cuchillo grande", ha explicado David, que ha asegurado que la víctima le sometió a abusos durante meses, incluidos sexuales, y que exhibía un cuchillo de grandes dimensiones.
El acusado, cuya defensa ha solicitado la libre absolución por una eximente psíquica, ha apuntado que le pudo el miedo y que aunque sabe que mató a Pedro, no recuerda ni perseguirlo ni el momento de los hechos.
"Eso es un trauma muy grande, sé que lo maté porque estaba lleno de sangre pero no soy nadie para quitarle la vida a nadie y pido perdón", ha añadido el acusado, que estaba sometido a medicación y después de los hechos intentó suicidarse.
Después de asestarle una veintena de golpes, el procesado le entregó el arma usada a los funcionarios de prisiones.
"Tenía miedo de que me pudiera quitar la vida y se me fue de las manos", ha resumido el acusado, cuyo abogado ha pedido como alternativa una condena a dos años y medio de prisión por homicidio con atenuante de alteración, confesión y arrebato.
El juicio continuará este martes con la declaración de testigos y periciales sobre los hechos.