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De Huelva a Barcelona, con parada en el Falla: el veneno del Carnaval

Juan Martínez Robles es un carnavalero onubense de 42 años afincado en Cataluña ha participado en el concurso de Cádiz con una comparsa de Barcelona

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Juan Martínez Robles.

Juan Martínez Robles con su comparsa.

Juan Martínez Robles es un carnavalero onubense de 42 años afincado en Cataluña por cuestiones laborales. Trabaja en las refinerías de Tarragona y ha participado en el concurso de Cádiz con una comparsa de Barcelona, recorriendo más de 2200 kilómetros para subirse a las tablas del Falla.

¿De dónde viene tu afición por el carnaval?

Desde niño ya me encantaba aprenderme las letras cada febrero de cuartetos, comparsas y chirigotas, cuando aún no existía Canal Sur y emitían por la segunda cadena nacional el Carnaval de Cádiz. Desde aquellos años ya se me metió este veneno y siempre quise salir en alguna agrupación.


Carnavaleramente hablando, ¿cómo viviste tu etapa en Huelva?

Todo comenzó con un director de agrupaciones de Huelva, Anselmo Arenas, y fue con él la primera vez que pisó las tablas del Gran Teatro con la chirigota infantil ‘Bajo palio’.  Fue entonces cuando experimenté por  primera vez la emoción, los nervios y la ilusión como un principiante. Conocer ese mundo desde dentro me condicionó para toda la vida.  Al año siguiente, ya en la etapa de adultos, seguí con Anselmo y Diego Arenas, con la chirigota ‘Ahí queó’. Esos fueron mis inicios, hasta entrar en la Peña La Colombina, en la que conocí a mi familia carnavalera. En esa etapa hice mis primeras letras aprendiendo de la veteranía de esta peña. Más adelante cambié de modalidad y salí con la familia Giraldo, ‘La tirada’, haciendo doblete con la chirigota de Ángel Atienza, y después con Fali Ramos en una comparsa. He ido aprendiendo y absorbiendo todo cuanto me han enseñado, adaptándome a la cuerda de Segundas, voz que siempre me encantó, tanto por dificultad como por su potencia. Mi último año en Huelva regresé a mis raíces, La Colombina, en la chirigota ‘Bajo Batuta’, de José Antonio Avilés, del que aprendí mucho y al que le estoy muy agradecido. Por circunstancias de la vida emigré a Cataluña en busca de trabajo y atrás quedó una maravillosa etapa en mi Huelva.

¿Cómo surgió el hecho de meterte en una comparsa en Barcelona?

Después de cuatro de años viviendo en Cataluña y con la pena de haber dejado atrás mi carnaval, a través de Facebook me dio por buscar carnaval en Cataluña y los encontré. Me informé de que buscaban componentes para una agrupación y no pude evitarlo, era como tener mi tierra más cerca y, tras una charla con el director, Juan Carlos Cruz, aquí estoy, disfrutando de nuevo del carnaval.  Pero no es fácil. Los ensayos son un problema, esto no es Huelva y las distancias son enormes; 90 kilómetros desde Tarragona, donde vivo y trabajo hasta, Cornellá (Barcelona). Tras una breve prueba que le envié, aceptó mi participación y, después de pensarlo mucho, por todo lo que supondría, soy uno de los componentes de esta comparsa. Me pudo el deseo de pisar el Falla. Salía de casa a las 6.00 h de la mañana y llegaba a casa a las 23.00 h, han sido largos meses de sacrificio que han merecido la pena,  aunque algunos lo vean como una locura. Hay compañeros que recorrían 320 kilómetros para acudir a los ensayos. Mi admiración por ellos.

De forma general, ¿de dónde son los componentes?

Pues la mayoría son gaditanos que por un motivo u otro emigraron a Cataluña. Tengo compañeros también de Córdoba, Granada y Badajoz, y solo un compañero de Barcelona muy aficionado. Los demás somos ese pequeño reducto de Andalucía que nos reunimos y nos resistimos a olvidar nuestra cultura y nuestras raíces, y que añoramos y queremos volver algún día. Mientras tanto nos conformaremos con cantar desde aquí.

¿Cómo es el ambiente dentro del cuarto de ensayo?

La gente es una familia. A mí me acogieron como a uno más desde el primer día y estoy muy contento de sentirme arropado en este rinconcito del norte, cada uno con su historia. Son muchas emociones concentradas. Es cierto eso de que uno no sabe lo que tiene hasta que no lo pierde, de ahí que al volver a Andalucía se multipliquen las sensaciones y emociones; echamos mucho de menos nuestra tierra, nuestra gente, nuestra cultura.

¿Cómo ha sido vuestra experiencia en el Falla?

Pues maravillosa, para no olvidar. Sobre todo el momento de calentar voces en camerino, esas vivencias son para enmarcar. Una vez se abren las cortinas, ya uno se transforma y cuando menos te lo esperas, se termina la actuación. Todo es mágico. Es más la espera de lo que en sí son esos 30 minutos cantando. Lo he disfrutado muchísimo y no puedo expresar tantas sensaciones; allí estuvo Huelva conmigo, mis vivencias, aquellos años básicos y esenciales junto a mis compañeros, unos locos que aman Andalucía y el carnaval. Al final del repertorio acabas entre lágrimas de alegría y satisfacción por el deber cumplido.

Da la sensación de que has cumplido un sueño

Claro. Cantar en el Falla es un sueño para todo carnavalero que se precie. Y más desde Barcelona, algo que no es fácil de cumplir. Sueños como estos son los que te hacen ser feliz. También sentirte querido por amigos que te felicitan desde Huelva como David Tristancho, insignia de oro, que me llamó para desearme suerte. El amigo Pillín o las cuentas de personas que compartieron este sueño a través de las redes. Es un orgullo saber que están pendiente de mí.

¿Cómo se vivió en la comparsa el comentario tan desafortunado del cuartetero Gago, al expresar que no quería que viniesen grupos de fuera de Cádiz, nombrando a vuestra comparsa?

Pues imagínate, toda esa ilusión, todo ese esfuerzo, kilómetros en carretera y que te digan que no vengas. Pero es su opinión y cierto que te calientas, pero esas palabras nos dieron más aliento, nos motivaron más. Yo no deseo darle más importancia al asunto y creo que no es una opinión generalizada.  Fue gracioso que ese día coincidimos con él y se acercó a camerinos con un: “Bona nit”, en catalán, mucha mierda. Tengo que decir que nunca me ha hecho gracia Gago, pero ese día, sí. Lo bueno de todo fue la reacción de la gente en las redes sociales, que levantaron nuestra desmotivación con rapidez.

¿Cómo es el carnaval en Cataluña?

Pues a parte de nosotros, hay varios grupos de chirigotas de andaluces en varios pueblos y al igual que nuestra comparsa, se hacen actuaciones por toda Cataluña desde marzo a septiembre. Al principio era algo más familiar, pero cada vez son más los que se acercan y disfrutan de esta afición. Cada vez gusta más esta fiesta que está colonizando toda España. Cuando vienen grupos de Cádiz a actuar por esta zona, se ponen a reventar los teatros, señal de que va calando. Otro tema es el carnaval autóctono catalán, que se centra más en carrozas y desfiles con cierta ironía o tonos burlescos, muy similar a las Fallas en valencia con los ninots. Es otra forma de vivir esta fiesta, nada que ver con ese sentir tan particular nuestro.

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