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"Sólo quiero saber si esa chica es mi hermana y no dañar a su familia"

Carmelo Macías, el hermano de la presunta gemela, aclara el por qué de su insistencia en dar luz al caso

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Cuando se camina por la senda de la incertidumbre, y todas las señales están guiadas por la duda, la sospecha y el ¿será o no?, sólo la evidencia puede despejar la mente y aliviar el sufrimiento al que la misma pregunta le machaca una y otra y otra vez durante un año y otro y otro.

Carmelo Macías (que prefiere, de momento, no dar su imagen) es el hermano de Ascensión y ha decidido “llegar hasta el final” para saber si la chica onubense que tiene un gran parecido con su hermana es la gemela que nació el 8 de febrero de 1971 en la clínica de la calle Rascón. Como adelantó ayer Viva Huelva, el abogado de ‘SOS Bebés Robados’, José Luis Orta, ante la negativa de esta chica de realizarse las pruebas de ADN, tiene la intención de imputar a los padres si prospera el recurso presentado por él y por la fiscalía.



“Esto no viene de ahora, sino de hace 25 años”
En la conversación que mantuvo ayer con este periódico, Carmelo aclara que su duda y su creencia en que su hermana es esa chica onubense “no viene de ahora que han salido los casos a la luz, sino desde hace 25 años cuando mis primos y mucha gente de mi entorno comenzaron a confundirlas continuamente”.

“Mi madre quiso dar a la luz en casa, pero una matrona la convenció para que lo hiciera en la clínica, y se la llevaron en contra de su voluntad y de la de mi padre”, relata Carmelo, quien describe que esta matrona “le dijo a mi madre que iba a tener algo anormal, un fenómeno, y lo mejor era que fuera asistida en la clínica”. Allí, tras el parto, oficialmente Ascensión nació viva, pero su hermana falleció. A la hora de enterrar a la niña muerta, los padres no tuvieron opción de intervenir en nada: “Mis padres no asistieron al entierro, no le dejaron, le dijeron que diera 2.500 pesetas y que ya ellos (el personal médico) se encargaban de todo”.

Contradicciones en el registro
Cuando Carmelo decide iniciar la investigación, empieza a encontrar cosas que no le cuadran. La más llamativa es que habiendo sido un parto sietemesino de dos niñas, el registro de defunción de su hermana señala que el parto se asistió con nueve meses y, lo más contradictorio, que el bebé muerto no era una niña, sino un varón.

“Hablamos con ella, pero no nos entendió”
Y coge el toro por los cuernos. Su prima era “íntima amiga” de la chica que él sospecha que es su hermana, además de que Ascensión y la chica coincidieron en el instituto “y allí la llamaban las mellizas, incluso se hacían fotos juntas bromeando con el tema”. Carmelo y su prima quedan con ella. Y le piden que se haga las pruebas de ADN. Se niega. Y fin a la amistad entre la prima y la chica. “Hablamos con ella, pero no nos entendió y nos dijo que a qué venía esto y que no quería saber más nada sobre su vida. Ella es hija única de una familia muy unida. Cerró la conversación diciendo que sólo se haría la prueba si se lo pedía un juez”.

“No quiero llegar a los tribunales”
Pero Carmelo tiene claro que no quiere llegar a los tribunales, que no quiere llegar a pedir la imputación de los padres de esta chica, y que el juez pida la prueba pericial. Quiere apartar la duda antes: “Sólo queremos saber la verdad. Sólo quiero saber si esta chica es mi hermana. Si no es ella, seguiremos investigando por otro lado, y si lo es que ella decida si quiere tener relación o no con nosotros. Ella nos ve como un monstruo, pero lo que estoy haciendo es con la mejor intención, voy con la mejor voluntad del mundo. Sólo quiero saber la verdad”, reitera Carmelo.

Su abogado, José Luis Orta, deja claro que si esa chica “se hiciera la prueba antes del posible juicio, pararíamos el proceso, archivaríamos las actuaciones”, matizando que este caso de presuntos bebés robados “es el único en el que tenemos una prueba concreta, saber la verdad es tan fácil como una ruleta, o es rojo o es negro”. Por su parte, Carmelo describe que los indicios policiales señalan “que puede ser ella, ya que me han dicho que sólo pueden investigarla a ella”.

Ahora es cuestión de voluntad. De la voluntad de esta chica, y de su familia, a hacerse las pruebas de ADN, alejar los fantasmas y hacer que Carmelo, su hermana y su familia dejen de caminar por el camino de la incertidumbre en el que se metieron cuando hace más de 25 años Ascensión y una chica onubense comenzaron a ser conocidas como las mellizas del instituto. “Y aún hoy las siguen confundiendo”.

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