Han pasado ya más de cuatro meses desde la aprobación del nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), que fue recibido por el alcalde, José Enrique Fernández de Moya, como un acontecimiento “histórico” para reactivar las inversiones en la capital. Sin embargo, lo cierto es que, a día de hoy, el nuevo plan urbano sigue siendo papel mojado.
El PGOU se aprobó por parte de la Junta dejando en suspenso buena parte del suelo urbanizable por cuestiones como el exceso de edificabilidad en los distintos aprovechamientos. En total son más de un centenar de subsanaciones las que debe reparar el Ayuntamiento para hacer operativo el plan, y hasta ahora tan solo se tramitó la exposición pública referida al centro comercial Alvores, que se aprobó en el último pleno del pasado año. “Lo que más me duele es lo farragosa y lenta que es la ley”, admite el concejal de Urbanismo, Javier Márquez. Técnicos municipales y del equipo redactor del arquitecto José Seguí están trabajando en solventar esas subsanaciones técnicas para su remisión posterior a la Junta. La mayoría de ellas deberán aprobarse posteriormente en el Pleno, aunque la intención del gobierno municipal es la de llevar un paquete con varias subsanaciones en cada pleno para así agilizar el proceso. En otros casos puede bastar con una resolución del concejal de Urbanismo para su validación. Los reparos que debe solventar el Ayuntamiento afectan al planeamiento urbanístico de distintos sectores programados. Es el caso del SUNP II y III y el distribuidor norte donde debe corregirse el exceso de edificabilidad. Pero en otros casos son cuestiones menores, como la exigencia de que el plan especial de Cerro Molina se denomine plan parcial.
Mientras tanto, el presidente de la Federación de Constructores, Francisco Chamorro, admite que la lentitud en la ejecución del PGOU “está frustrando muchas expectativas que se generaron en la iniciativa privada”. Chamorro valora la “buena disposición” de Urbanismo, pero pide celeridad en los trámites pendientes.
Parón
Los constructores lamentan que el parón del PGOU esté afectando a buena parte del suelo programado para la construcción de viviendas residenciales. “Hay muchos convenios firmados con el Ayuntamiento que están pendientes”, indica Francisco Chamorro. Pero el parón también afecta a los sistemas generales del distribuidor norte y otras actuaciones urbanísticas como la prevista en el solar de la antigua gasolinera de El Valle -tras una sentencia condenatoria contra el Ayuntamiento- o incluso la bolera proyectada en Maristas.
En el lado contrario, el centro comercial Alvores sigue la hoja de ruta marcada tras la aprobación por el pleno de diciembre de la modificación puntual del PGOU. El edil de Urbanismo anuncia que varias firmas de hostelería ya han puesto fecha a su apertura en la zona, a partir de 2016.
