Ahora que se acerca la peatonalización de buena parte del centro y del conjunto histórico, cuyas obras comenzarán a finales o principios de año, según ha anunciado el Ayuntamiento, y como quiera que es una obviedad la falta de zonas verdes y de parques en esta zona de la ciudad, no sería mal momento para replantearse una remodelación de la plaza de la Constitución, la de ‘las palmeras’ de toda la vida en Jaén. No vamos a entrar ahora en si su diseño fue el más acertado o no en su día, la cuestión es que ante el cambio que se va a producir desde Roldán y Marín hasta la Catedral, sería mucho más operativo y necesario, tanto desde el punto de vista medioambiental como urbanístico, comenzar a trabajar para para que la plaza tuviera más zonas verdes, menos obstáculos, fuera más diáfana y contara con mobiliario para los niños. La disminución del tráfico rodado por esa zona hace que esa remodelación no resulte descabellada, dándole a la zona peatonal una entrada mucho más acorde a lo que será en el futuro. No hablamos de eliminar la escultura de Paco Tito, sino de quitar barreras, hacerla más accesible y sobre todo, ajardinada. En fin, recuperarla para el uso de los vecinos de la capital y añadir una zona verde más a la saturación urbanística.