El primero en acuñar la expresión “la máquina del fango” fue Umberto Eco en la que sería su última novela, Número Cero, en la que la mentira ejercía de elemento desestabilizador de la realidad bajo la premisa del “difama que algo queda”. La pasada primavera, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, recurrió a ella para establecer una especie de cortafuego frente a determinadas publicaciones y acusaciones en su contra. Desde entonces se ha vuelto recurrente ante la sobredimensión de un fenómeno que ha situado a los medios de comunicación ante un nuevo desafío: combatir la desinformación y los bulos en un escenario adverso marcado por la crispación política y social.
Ése ha sido el trasfondo sobre el que se ha debatido en las VII Jornadas Nacionales de Periodismo, organizadas por Publicaciones del Sur en el Centro de Congresos de San Fernando, con el patrocinio del Ayuntamiento isleño y la Fundación Cajasol. Siempre en San Fernando, en conmemoración del decreto de la Libertad de Imprenta, aprobado en esta misma ciudad un 10 de noviembre de hace ya 214 años, pero también como cuna del grupo editor andaluz, que, por cuarto edición consecutiva, honra igualmente la memoria del periodista isleño Pepe Oneto con la concesión de un premio que persigue ensalzar la trayectoria de extraordinarios profesionales de nuestro país. Lo han sido hasta ahora Matías Prats, Mercedes Milá y José María García, y este pasado viernes se les sumó la periodista barcelonesa Olga Viza.
Reconocida como una de las mujeres periodistas pioneras dentro del periodismo deportivo, su trayectoria abarca más géneros y no sólo el medio televisivo, desde el que se convirtió en un rostro familiar, cercano, pero, sobre todo, rebosante de credibilidad. Durante su intervención, tras recoger el premio, recordó varias anécdotas con Pepe Oneto, a quien tuvo de jefe en el espacio de Noticias de Antena 3: “Nos dejó hacer y nos defendió aunque no estuviera de acuerdo”. E hizo especial hincapié en su pasado como periodista deportiva: “Lo reivindico como gran escuela de periodismo, porque te convierte en persona multitarea. En esa redacción de RTVE aprendimos a hacer periodismo en televisión en un momento en el que estaba todo por inventar”.
No sólo eso, descubrió la importancia de la preparación para hacer bien su trabajo, a la par que la de la responsabilidad, de la que tomó mayor medida cuando dio el salto a los espacios informativos. “Ahí vi de qué manera influimos en la vida de la gente. Si antes pensaba dos veces antes de decir las cosas, pasé a pensarlas tres”, relató.
Preparación y responsabilidad como ejes del ejercicio de la labor periodística en contraposición al pseudoperiodismo que se practica desde determinados soportes digitales. Y lo expresó de forma tan sincera como rotunda: “No existe la imparcialidad, pero sí la decencia profesional”.
(No lo dijo en su discurso, pero sí lo rescató la alcaldesa de San Fernando, Patricia Cavada, a partir de una conversación previa con la periodista catalana en la que le puso un ejemplo muy gráfico de por qué no todo el que tiene una web o un perfil en redes puede llamarse medio o periodista: “Igual que quien tiene una manguera en casa no puede llamarse bombero, alguien que monte una web no puede decir que tiene un medio de comunicación”).
Olga Viza profundizó en el fango y utilizó, cómo no, un símil deportivo: “Se nos ha puesto el partido muy feo. Las hinchadas están rabiosas, son irracionales, no le hacen caso al Var, no te digo ya al árbitro. Le sacarías roja a mucha gente. Ahora hay además mucha bufanda entre los medios. Muchos goles de un lado y otro, pero pocas jugadas bonitas”. La vida, en definitiva, debería parecerse menos al fútbol y más al tenis, “donde rezuma el respeto, aunque ya no esté Rafa Nadal”, concluyó.
