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Andalucía

“En el cementerio no puedo rezar; algo me dice que no son mis hijos”

Declaran ante el juez los padres de dos hermanos presuntamente robados en el año 71 y 72

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  • La vicepresidenta de SOS Bebés Robados con el matrimonio jerezano antes de declarar. -

“Dios me recompensó con cinco hijos pero si los otros dos están vivos también son mis hijos y estoy dispuesto a encontrarlos”. María Fernández pronunciaba ayer estas palabras minutos antes de relatar ante el juez las contradicciones que ella y su marido, Francisco García, detectaron en el fallecimiento de sus dos primeros hijos en apenas un año de diferencia en los años 71 y 72. 

Los dos eran prematuros, pero nada parecía presagiar cuando nacieron que iba a ver complicaciones. Su muerte a las 32 horas de nacer y a la semana le marcaron de por vida y aunque María siempre vio algo raro en lo ocurrido  y pensó que “mis niños me lo habían quitado”, no ha sido hasta ahora cuando ha dado el paso de denunciar en la Fiscalía tras contactar con la asociación SOS Bebés Robados y observar demasiados paralelismos con lo que le ocurrió a ellos y a las decenas de familias que han denunciado ser víctimas de esta presunta trama.

Aunque su caso es doble, ayer ante el juez sólo relató el del 72 dado que a la magistrada no le había llegado la otra denuncia, con lo que seguramente tendrá que volver a los juzgados para realizar una nueva declaración. Era primeriza, tenía 20 años y cuando dio a luz a su primer hijo “me lo enseñaron y vi como lloraba y pataleaba”. Nunca lo llegaron a llevar a la incubadora y cuando avisaron a su marido se lo enseñaron tapado casi entero. Un año después, cuando María intentaba sobreponerse a este golpe, volvió a tener un parto sietemesino. En esta ocasión, el pequeño iba directo a la incubadora y los médicos le decían que el niño iba mejorando.


De un día para otro, sin embargo, les comunicaron que había fallecido “por una diarrea”. También hay datos que no cuadran porque en el parte de defunción aparece que falleció por neumonía. María cayó en una depresión. No podía creerse este desenlace. “Cuando voy al cementerio no puedo rezar por ellos. Es como si algo me dijera que no son mis hijos”, manifiesta.

El siguiente paso, exhumar los restos

Como ya ha ocurrido con otros dos casos de Jerez y Arcos, una vez que han relatado su testimonio ante el juez el objetivo es que el juzgado dictamine la exhumación. “Es la única forma de que estemos tranquilos para siempre y sepamos sin son o no ellos”.

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