“Su voz sonaba a soníos negros y a fatiga, esa fatiga que pasaban los gitanos de su época”, señaló fray Ricardo de Córdoba cuando los restos mortales de Manuel de los Santos Pastor, Agujetas de Jerez, reposaban a los pies del altar que, en el Real Convento de San Francisco, acoge al Santísimo Cristo de la Expiración y a María Santísima del Valle, la Gitana del Manto Rojo como la denominase Antonio Gallardo. Antes, poco antes de esas palabras del sacerdote capuchino, saltó una saeta grabada en la voz de Manuel dedicada a la Señora. Una saeta que él quiso cantarle en directo el pasado Viernes Santo pero que, por esa maldita enfermedad que lo ha arrebatado del mundo de los vivos, no pudo hacerlo. Quería cantar el próximo Viernes Santo, pero no le ha dado tiempo. La saeta rompió el silencio que mandaba en el convento franciscano que, poco antes de las seis de la tarde, acogió las exequias, celebradas por el sacerdote José Luis Salido, por Manuel Agujetas, fallecido en la mañana del 25 de diciembre, 39 años y un día después de que su padre, Manuel de los Santos Gallardo, fuese encontrado muerto en su casa de Rota.
Hasta en la muerte fue rebelde Manuel, que no quiso morirse el mismo día de su padre y expiró en la matinal de un Día de Navidad que tiñó de luto el mundo del flamenco, porque uno de los grandes, el último representante de una generación que se pierde, se ha ido.
El teniente de alcaldesa Francisco Cama representó al Ayuntamiento en las honras fúnebres, aunque por la mañana la alcaldesa, Mamen Sánchez, había estado en la capilla ardiente que, instalada en el Cabildo Viejo, estuvo abierta desde las 10 y hasta las 17 horas. Y con el representante municipal, muchos artistas del mundo del flamenco como Fernando de la Morena, José y Diego Rubichi, El Pijo, la familia de los Carpio, los Mijita, Paco Cepero, Angelita Gómez, El Niño de la Fragua, el chipionero Samuel Serrano, El Gordo, hermano de El Nano de Jerez, Antonio Malena, Zarzuelita, Eva de Rubichi, Mateo Soléa, Manuel Moneo o el guitarrista americano David Serva, entre otros; así como representantes de las distintas peñas de Jerez, o el presidente de la Federación Local de Peñas Flamencas, Manuel Moreno; familiares llegados desde Rota; los hijos de Manuel; amigos, como El Platero o Miguel Fernández, un hombre que ha sido importante en los últimos años de su vida o representación de la junta de Gobierno de la Hermandad del Cristo de la Expiración.Otros muchos artistas habían ya pasado a lo largo de la jornada del jueves por el tanatorio y otros, como Capullo, Luis el Zambo o Luis Moneo, lo habían hecho a lo largo de la jornada del sábado por una capilla ardiente donde estaban sus hijos, con Antonio pegado materialmente al cuerpo ya sin vida de su padre, o Dolores o Manuel o su esposa, Kanako, que se cortó su melena para depositarla en el féretro, según marca la tradición oriental, que recibían el pesar de las decenas de personas que pasaron a testimoniarles su afecto ya dar el último adiós a un hombre que se aferró a la verdad del cante de siempre y que supo vivir libre, alejado de los cánones que mandaba la sociedad.
Tras la ceremonia religiosa, el cuerpo de Manuel de los Santos fue incinerado y sus cenizas viajarán hasta Japón, donde era un auténtico ídolo, para ser esparcidas. Era su deseo y así se hará. Antes, cuando el féretro fue depositado en el interior del coche fúnebre, una atronadora ovación se hizo presente en la calle Esteve para despedir al que muchos llaman el patriarca y otros el tronco del faraón o el samurai del flamenco.
Una vida racial
No sabía si había nacido en Jerez, en la calle Acebuche donde se crió con su padre y sus hermanos, en Rota o en una pedanía, ni siquiera su fecha de nacimiento que unos sitúan en el 36 y otros en el 39. Eligió para vivir la anarquía y la plena libertad. Manuel Agujetas era quizás el último cantaor antiguo que nos quedaba. Pertenecía a una estirpe de fragüeros y estaba entroncado con dinastías como los Rubichi, los Sopas, el Negro de El Puerto, los Chaquetas, los Chalaos, Gitanillo de Bronce y, por supuesto, los Agujetas. Personaje controvertido y polémico era respetado por todos los artistas, expertos y aficionados, y tenido por ser el máximo exponente de la tan denostada pureza en el cante gitano. Ha paseado el nombre de Jerez por todo el orbe, obteniendo todos los reconocimientos y dejando una amplia y valiosísima discografía, por lo que su nombre quedará grabado a fuego en la historia del flamenco. Deja grandes depositarios de su arte en sus hijos, Diego, Manuel, Ana, Dolores y Antonio Agujetas.
Su maestro fue, naturalmente, su padre Agujetas el Viejo, a su vez un declarado discípulo del mítico Manuel Torre. Aunque Agujetas siempre declaró lo específico de su forma de entender lo jondo. Su discografía es una de las más extensas de la historia del flamenco, abarcando cuatro décadas y más de 20 títulos. Sus primeros discos, entre 1971 y 1976, los firmó con la guitarra de Manolo Sanlúcar. También hizo un disco con otro revolucionario, Gualberto, que vio la luz en 1979. En el resto de su discografía de los 70 y 80 está acompañado por los jerezanos Parrilla y Rafael Alarcón o por guitarristas estadounidenses como David Serva o Antonio Madigan. En los 90 grabó con Niño Jero, Moraíto y Curro de Jerez. Su último disco en solitario, ‘24 quilates’, es de 2002 y la guitarra la pone Enrique de Melchor. En 2012 haría una última incursión discográfica en el registro colectivo ‘V.O.R.S. Jerez al cante’ con el guitarrista Manuel Valencia. Protagonizó el film ‘Agujetas, cantaor’ (1998) de Dominique Abel y uno de los momentos cumbre de ‘Flamenco’ (1995) de Carlos Saura. También aparece en varios capítulos de la serie de televisión ‘Rito y geografía del cante’(1971-73), incluyendo el monográfico sobre el cantaor. Agujetas fue premiado en dos ocasiones por la Cátedra de Flamencología de Jerez, en 1978 como mejor cantaor y en 2012 como maestro.
Descanse en paz Manuel de los Santos Pastor. Su legado queda entre nosotros.
Mamen Sánchez: “Nos deja un gran legado”
La alcaldesa de Jerez, Mamen Sánchez, estuvo por la mañana en la capilla ardiente y, en declaraciones a lavozdelsur, indicó que nos ha dejado un “patriarca del flamenco” que, “como le decía a su viuda, nos deja un legado importante, reconocido en muchos sitios, y también nos deja hijos que han aprendido mucho de él y que también destacan en el mundo del cante. Es una pérdida grande para esta ciudad y, como se nos pidió desde la familia y desde muchas peñas flamencas, los jerezanos pueden dar su último adiós aquí en la casa de todos, en el Ayuntamiento”. En este sentido quiso agradecer a todo el personal del Ayuntamiento que este pasado día 25, “antes incluso de almorzar con su familia, ya habían dejado preparado todo para que cualquier persona que lo tuviera como un referente en el mundo del flamenco pudiera venir hoy a despedirlo”. Fueron decenas las que lo hicieron.