Comercio, expansión cultural y vivienda deben ser tres elementos básicos para que el centro histórico vuelva a ser lo que fue antes de la expansión
Se ha hablado la última semana del estado de la ciudad. Problemas hay para abordar siendo el principal obviamente el paro que aunque baja numéricamente no es menos cierto que es una lacra que nos sigue azotando y ahí están las estadísticas nacionales que en nada nos favorecen. El paro, la limpieza viaria, los autobuses urbanos que esperan ya la renovación, y muchos otros temas que dan contenido y continente a una ciudad que sigue lastrada por la no llegada, en su momento, de la reconversión industrial que sustituyese en nómina a los muchos trabajadores que abandonaron las naves de unas bodegas que se fueron perdiendo y también por ese crecimiento como si fuese una mancha de aceite de la ciudad, lo que provocó la despoblación de un centro que, como ha indicado el experto italiano en patrimonio y urbanismo, arquitecto Vincenzo Zucchi, “es el elemento generador de la ciudad. Allí está el legado histórico de todas las ciudades y allí es donde comenzaron todas las calles”. Unas calles céntricas e históricas que ahora mismo padecen en muchos casos degradación y abandono. A criterio del italiano el centro histórico no se reduce a los grandes edificios patrimoniales sino también tiene que ver hasta con las más pequeñas obras que forman parte de la trama urbana. Por tanto, se requiere una “intervención urbana sostenible con una planificación estratégica” que debe tener en cuenta tres elementos: aire, agua y suelo. De ahí la importancia de trabajar sobre estos factores para “no permitir que la ciudad se vaya expandiendo indefinidamente como una mancha de aceite y vaya perturbando ecológicamente el ambiente”. Para Zucchi, en una entrevista de hace años con ABC, el movimiento comercial del centro es un elemento importante, pero insuficiente en la vida ciudadana porque ello lleva al desolamiento a ciertas horas. “Debemos cambiar la mentalidad y el lenguaje al hablar de centro histórico como una parte integral de la ciudad, donde deben cohabitar el comercio, la expansión cultural y la vivienda”. Nada de eso se ha tenido en cuenta y ahora cuando los programas electorales se ponen en marcha hay que ponerlos en valor.