Se cumplen ahora los 150 años de la Primera República, y al abrigo de esta efeméride Javier Santamarta del Pozo, uno de los mejores divulgadores de la Historia de España, acaba de publicar “Eso no estaba en mi libro de historia de la República”. Un libro repleto de acontecimientos históricos, hechos inéditos, personajes singulares y anécdotas curiosas sobre un periodo de tiempo muy desconocido y que apenas si ocupa sitio en los libros de historia. Fiel al espíritu que anima a esta colección, el autor va desgranado con precisión lo acontecido en los diez meses (¿o fueron dos años?) que duró este régimen-1873-1874-, desvelando, entre otras muchas curiosidades, cómo fueron cinco, y no cuatro, los también mal llamados presidentes de la república, ya que ninguno llegó a serlo al no existir tal figura legal. Que el Cantón Murciano dejó en mero juego de aficionados las actuales intentonas independentistas de los catalanes; que lugares como Camuñas, Béjar, Ávila, Salamanca o Toro tuvieron más ímpetu federalista que las Vascongadas; o que el pueblo de Utrera se independizó de Sevilla con más determinación que los navarros, serán algunos de los hechos que acontecieron en un periodo que, según Javier Santamarta, necesitó de una peculiar aplicación del aún inexistente y famoso artículo 155 de nuestra Constitución para embridar la situación: ¡a cañonazos!
Y es que la Primera República Española fue una época donde todo era posible: ejércitos paramilitares que “pusieron a bailar” a sus oficiales; alcaldes con poderes plenipotenciarios como el de Dos Hermanas, que abolió el Concilio de Trento; ciudades como Granada y Jaén que se declararon la guerra por una cuestión de fronteras; una Armada Naval autóctona de Murcia que combatió “en el extranjero” (Almería) con la bandera pirata, y al mando de la marinería, sin oficiales, logrando encallar sus barcos por falta de oficio… Y todo regido en distintos momentos por un presidente conservador gay, otro progresista calzonazos y un quinto, el General Serrano, militar de orden, que no había dudado en encamarse con la Reina Isabel II en sus ratos libres. ¡Como para no estar hasta los cojones de todos nosotros!, que dicen que dijo el presidente Estanislao Figueras. n