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La tribuna de Viva Sevilla

Murillo y Figueroa

El arquitecto Honorio Aguilar analiza la figura de Leonardo de Figueroa, el autor entre otras grandes obras de San Telmo y San Luis de los Franceses.

Coincidiendo con el final de los actos del IV Centenario del nacimiento de Murillo sería interesante destacar a un arquitecto barroco que modificó el perfil de Sevilla, ciudad que nunca ha valorado lo suficiente su obra. Tal vez existió relación entre el maestro Murillo (Sevilla 1618-1684) y el joven arquitecto Leonardo de Figueroa (Utiel 1654- Sevilla 1730).

Suposición basada en la coincidencia temporal de los últimos años de vida del pintor como hermano y asesor de la Hermandad de la Caridad con el maestro mayor de obras del Hospital de la Caridad. No tenemos conocimiento de la existencia de documentos sobre esta posible relación, como sí existen entre Juan de Valdés Leal y Leonardo de Figueroa en 1679, cuando se interrumpen los trabajos de decoración pictórica de la iglesia del Hospital de la Caridad debido a las enormes grietas aparecidas en la estructura de la iglesia, por lo que se convoca a Leonardo como maestro mayor de obras de la Caridad.

Miguel  Mañara agilizó las obras del Hospital e incluso reformó los planos iniciales de Falconete de 1645 y posteriormente encargó la fachada a Leonardo de Figueroa. Según el arquitecto José Manuel Higuera, gran investigador del arquitecto, en 1679 ya figura Leonardo de Figueroa como maestro mayor. La torre de la iglesia, gran aportación del profesor Teodoro Falcón, sin duda es obra de Figueroa.

El hermano mayor en 1721, Cavalleri (familia de la capilla funeraria situada en el Convento de San Agustín con diferentes obras de Murillo) informa de la ruina de la existente y presenta el proyecto de Figueroa junto a Francisco Martín, el mismo año que presenta capilla para San Telmo.

Leonardo de Figueroa es sin duda una de las figuras más sobresalientes de todo el panorama arquitectónico del Barroco sevillano. Su periodo de actividad abarca desde 1672 hasta el mismo año de su fallecimiento, en 1730. Su capacidad creativa, junto con su maestría al frente de toda una saga de arquitectos con el mismo apellido, que inician sus hijos Ambrosio y Matías, y culmina su nieto Antonio Ambrosio. 1654 es además de la fecha del nacimiento del arquitecto la presentación de la obra El Triunfo de San Hermenegildo, de Francisco Herrera el Mozo, (Sevilla, 1627-Madrid, 1685), pintor y arquitecto que tras su viaje a Italia, con sus influencias y aprendizaje, convulsiona la apreciación de la pintura en Madrid.

En 1658, año en que Murillo estuvo en Madrid, el pintor conoció la obra de Herrera el Mozo y transformó su pintura. Sin duda también influyó en la arquitectura de Leonardo de Figueroa, pues su proyecto para la Basílica del Pilar de Zaragoza constituye un referente en la arquitectura barroca de la península. Herrera el Mozo concibió una nueva basílica con cúpula en su centro, exedras en los lados menores, …un nuevo tipo que pudo inspirar el proyecto para San Luis de los Franceses, que plantea una perfecta fusión de la traza barroca a la romana, en relación con la Iglesia de Santa Inés en la romana plaza Navona proyectada por Borromini y Rainaldi.

Además del Hospital de la Caridad, Murillo y Figueroa coincidieron en los Venerables aunque la entrada del arquitecto en 1685, terminando la fachada de la iglesia y escalera además de algunos de los elementos de la iglesia y patio, fue posterior al fallecimiento del pintor. En Santa Catalina, junto a la soberbia capilla Sacramental proyectada por Figueroa y terminada por sus descendientes se ubicaba el célebre cuadro de Santa Catalina de Murillo, que tras recorrer distintas colecciones privadas de Suiza e Inglaterra terminó adquiriendo la Fundación Focus Abengoa y actualmente se encuentra en el Hospital de los Venerables.

En la Magdalena les une la collación en la que nació el pintor (su casa natal estaba próxima al ábside de la iglesia del Convento de San Pablo el Real, hoy parroquia que sustituye al primitivo templo gótico mudéjar ubicado en la plaza del mismo nombre, donde el pintor fue bautizado) y la intervención de Leonardo en el antiguo convento, también  mudéjar, que finalmente albergó la parroquia. Lo más destacado de este monumental edificio es la consagración de los modos decorativos de Figueroa, a base de ladrillos cortados, barros cocidos, cerámica de colores e imaginativos repertorios de motivos extraídos de las fuentes grabadas, especialmente de Dierterlin.

En definitiva un arquitecto que transformó la percepción de la ciudad: trabajó en los Hospitales de la Caridad y los Venerables, las iglesias de la Magdalena y el Salvador, capilla mayor de San Vicente o Sacramental de Santa Catalina, claustros de san Acacio y Convento de la Merced… y en los que constituyen su consagración como arquitecto del barroco sevillano en el ámbito civil y religioso respectivamente: el Palacio de San Telmo y San Luis de los Franceses. En 2030 se cumple el tercer centenario de su fallecimiento en Sevilla, una gran ocasión para iniciar el reconocimiento al arquitecto que inició una saga de arquitectos que modificaron los pueblos y ciudades de gran parte de esta comunidad y referente de los arquitectos regionalistas de Andalucía.

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