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Málaga

Puntadas de amor en los talleres de las cofradías de Málaga capital

Son espacios para que los devotos aprendan a bordar los ropajes de los titulares.

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  • Tienen la oportunidad de reparar las vestimentas de las imágenes y decir ‘yo le he dado puntadas al manto o saya de la Virgen’”.

El mundo cofrade es tan grande que ocupa los 365 días del año. La Semana Santa es su momento de mayor esplendor, pero tras ella hay un trabajo oculto que saca a la luz el reportaje ‘Puntadas de amor’ emitido en el programa de 7TV Málaga ‘A golpe de campana’ dirigido por Claudia Anaya.

“Muy emocionante y entrañable pensar que haces algo que ella va a lucir por las calles”

Una de las labores más especiales son los talleres de bordado que enseñan, a los que se atreven a coger hilo y dedal, a elaborar auténticas maravillas para sus amantísimos titulares.

Uno de ellos se encuentra en la Casa Hermandad del Rocío, donde, todos los miércoles, los aficionados al arte del bordado sacro acuden para seguir con su minuciosa y valiosa tarea: crear puntadas de amor.

El taller del Rocío se inició en el 2013 por una “inquietud” de las camareras de la Virgen y hermanas devotas, explica, Javier Martín, Hermano Mayor de la Cofradía, que “quisieron hacerle la mantilla de coronación a ella”. Desde ese momento se empezó con un taller de bordados completos y con hilo de oro, “lleno de personas de hermandad”, que perdura hasta el día de hoy.

Son talleres de formación para que “tengan tiempo de poder aprender y la oportunidad de decir ‘yo le he dado puntadas al manto o saya de la Virgen’”. En estos meses previos a la Semana Santa han hecho “una saya, un manto de vistas y una túnica. Martín indica que esto es posible gracias a la gestión de una persona “especial”, Curro Claros, vestidor y diseñador.

Claros cuenta que en el taller de bordado es donde se reparan “esas imperfecciones que salen de un año para otro de cara al Martes Santo”.

El taller consta de varias fases de bordado. Hay un nivel de “iniciación” para las personas que “nunca han tocado esta disciplina ni están acostumbradas a manejarse con el bordado en oro”. En este espacio se les enseña a bordar en lana y se les muestra las distintas técnicas y puntadas.

Después hay un nivel “más cadete”. En este grupo ya utilizan un bastidor, “empiezan a bordar con hilo entrefino y, cuando están más duchos en la técnica, pasan al bordado”.

El diseñador detalla que el bordado en oro se confecciona sobre un bastidor de muselina: “Se diseñan las piezas por separado; luego se recortan; después se llevan a otro bastidor, donde está el tejido de soporte; se fijan esas piezas y después se perfilan”. Un proceso “más laborioso y se tarda más, que el bordado en seda”.

La cofradía pone el espacio y los medios, mientras que los devotos ponen toda su ilusión y amor.  Una de ellas es Ana. Es una de las veteranas. Llegó al taller en 2013 para hacer la mantilla de la Virgen y “desde entonces aquí estoy”. Confiesa que es “muy emocionante y entrañable pensar que haces algo que ella va a lucir por las calles”, por ello lo hace con “mucho amor y devoción”. Le gustó tanto la experiencia de hacer la mantilla, que se apuntó “para hacer otras piezas”: “Todo lo que hacemos aquí es con mucho cariño y amor para que ella se luzca por la calles de Málaga”.

Nani lleva 4 años y para ella es una “ilusión muy grande”. Asegura que “no entendía cómo podían hacer estos bordados”. Dio el paso de apuntarse al taller por la “curiosidad de ver cómo se hace esto paso a paso” y ahora que lo sabe deja claro que es “increíble”. Al principio, cuando vino la primera vez “no tenía ni idea, todo lo he aprendido desde cero aquí en la cofradía”. “Solo coger la aguja, meterla en la pieza y luego ver a la Virgen con algo que has tocado es mucha emoción”, dice intentando explicar con palabras las emociones que provoca este trabajo para “las novatas como yo”.

Bordar es mucho más que dar puntadas con hilo de oro, bordar es dejar un seño de amor que acompañará a los titulares.

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