Dos de los policías nacionales acusados de abusar sexualmente de internas del Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Málaga han negado estas acusaciones y también que realizaran fiestas en el recinto con las mujeres o que les dieran privilegios, como comida, bebidas alcohólicas o cosméticos con el fin de que accedieran a tener contactos sexuales.
La Sección Tercera de la Audiencia de Málaga ha retomado este miércoles el juicio a cinco agentes, para los que el fiscal pide penas que van entre los dos y los 10 años de prisión al acusarlos de delitos de abuso sexual con consentimiento viciado. Además, hay otras tres acusaciones, dos que representan a algunas de las mujeres, testigos protegidos, y una en representación de Andalucía Acoge.
Los dos procesados han declarado que no supieron de estas prácticas por parte de sus compañeros acusados y que a veces se sacaba a las internas para llamar por teléfono, pero siempre con el conocimiento del director y no de madrugada. Además, han lamentado que la falta de agentes femeninos los fines de semana impedía cachear a las mujeres esos días.
Ambos han coincidido en que las mujeres tenían muchos preservativos para mandarlos a sus países y uno de los policías ha apuntado que los inflaban y los lanzaban como globos al patio de los internos.
Los dos acusados, que no han querido contestar a las acusaciones particulares, han criticado la masificación que había y han asegurado que al haber obras en el recinto, la sala de tránsito se utilizaba para muchas cosas. Así, uno de los agentes ha explicado que era por ejemplo donde a veces comían, justificando así que aparezca en una foto con una pizza, y también estaban algunas mujeres allí.
Este procesado ha indicado que trataban bien a las internas y comprendían la situación en la que estaban, apuntando que "no éramos policías, éramos casi asistentes sociales". Así, ha declarado que se enteró de todo cuando fue detenido y que no ha tenido problemas con ninguna, aunque ha aludido a que una de las testigos protegida sí llegó una vez haciendo 'topless'.
En este sentido, el otro procesado ha explicado que dicha mujer se le ofreció sexualmente, enseñándole los pechos, y la rechazó, apuntando que desde que ella llegó "dije que iba a traer problemas". Sobre la foto en la que aparece con la camisa abierta, ha explicado que en verano en el centro hacía "mucho calor" y ha argumentado que siempre ha ido de esta forma, sin que nadie le hubiera dicho nada.
El juicio continuará el próximo lunes, 4 de noviembre con la declaración del resto de acusados. Los abogados de las acusaciones han insistido en que se siga buscando a las 11 testigos protegidas que no han sido localizadas mientras se celebra la vista oral. El Tribunal ha acordado que así se hará y ha informado de que se está a la espera de respuesta por parte de la Interpol, tras elevarse la solicitud.
Los hechos enjuiciados sucedieron entre junio y julio de 2006. El fiscal pide en total 27 años de prisión para los procesados. Según su escrito provisional, los acusados organizaron en el CIE, cuando estaba en funcionamiento, en los turnos de trabajo de madrugada "cenas fuera de las habitaciones con las internas en las que bebían bebidas alcohólicas que facilitaban los agentes".
Asimismo, esta acusación pública apunta que "se intimaba con las internas, a las que se les invitaba a asistir a cambio de comida, bebida, tabaco, regalos o usar el móvil", al tiempo que se indica que se creaba "un ambiente relajado de disciplina" que "los procesados buscaban para luego, si llegaba el caso, satisfacer su ánimo libidinoso con las internas".
En este ambiente, señala el ministerio público en sus conclusiones iniciales, a las que ha tenido acceso Europa Press, supuestamente llegaban a mantener, en algunas ocasiones, relaciones sexuales. Se considera que los acusados actuaron "prevaliéndose de su condición de policía" y se pone de manifiesto que se habría concretado la existencia de ocho actos con trascendencia penal.
En algunos casos, los agentes se dirigieron a las internas, testigos protegidas en la causa, y "se les insinuaron sexualmente", con caricias, rechazando siempre éstas la situación, según se precisa en el escrito de calificación. Otras veces, presuntamente llegaron a tener relaciones sexuales a las que las mujeres habrían dado "su consentimiento por la condición de autoridad" de los procesados.