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Andalucía

Forenses dicen que la muerte de la bebé Míriam fue "homicida, no accidental" por golpes y asfixia

Las lesiones en la cabeza le provocaron una hemorragia cerebral con estado comatoso y el film transparente "la terminó de rematar"

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  • Moya.

Los peritos-forenses del Instituto de Medicina Legal (IML) de Almería han asegurado este jueves que la muerte de la bebé de 16 meses de Palma del Condado (Huelva) Míriam en diciembre de 2012 "no fue accidental" sino que fue "homicida" y han subrayado que "sólo las lesiones del cráneo", que provocaron una hemorragia cerebral que le llevaron a un "estado comatoso" responden a "golpes repetidos contra una superficie plana en periodos distintos y con sujeción por el tórax".

   "Esas lesiones sólo se podían haber producido si hubiese rebotado seis o siete veses contra el suelo. No es de una única caída sino que responde a la mecánica de golpe contra una superficie plana, sacudida, golpe, sacudida", ha señalado la forense que realizó la autopsia al cadáver de la pequeña, lo que no es compatible con la versión del único procesado por el crimen, Jonathan Moya, quien aseguró en la primera sesión del juicio con jurado popular que la niña se le cayó "accidentalmente de un mesa cuando le cambiaba el pañal".

   La facultativa ha trasladado a preguntas del fiscal que, a consecuencia de las lesiones en la cabeza, en total presentaba 29, la niña entró en "estado comatoso" y ha afirmado que si hubiera sido trasladada a un centro sanitario en la "fase inicial" hubiera tenido "un 10 por ciento de posibilidades de intervención quirúrgica" aunque, de "sobrevivir", le hubieran quedado "secuelas graves".

   A continuación, ha añadido que el film transparente en el que fue liada, "con muchas vueltas, "la terminó de rematar" por "asfixia mecánica". "Fue un doble mecanismo, un abanico de lesiones grande en la cabeza por golpes y síndrome de sacudida, y la asfixia provocada por tener totalmente ocluidas las vías respiratorias tras envolverla en el plástico", ha explicado.

   A preguntas de la defensa, quien ha apuntado que algunas de las lesiones contabilizadas en el cuerpo sin vida de la pequeña podrían haberse producido durante el traslado a la balsa de riego donde fue encontrada, la forense ha remarcado que todas ellas "son vitales" , a lo que ha apuntillado: "La hemorragia cerebral es imposible que se produjese tras la muerte y, además, el cuerpo estaba relativamente protegido por la capa plástica".

   En su pericial, durante la cuarta sesión de la vista oral en la que el procesado enfrenta 26 años de cárcel por presuntos delitos de detención ilegal y asesinato con alevosía, la forense ha destacado también la "impresión de huellas digitales" en el rostro de la bebé y la "rotura del frenillo que une la encía y el labio", lo que ha achacado a la "presión con mucha fuerza sobre la boca de la niña con la mano y el restriegue contra los dientes para que dejase de llorar".

"PERSONA NORMAL CON FACULTADES NORMALES"

   Sobre la imputabilidad de Moya González, el forense que elaboró el informe psicológico ha apuntado que no se observó en él "ningún trastorno mental ni antecedentes de ello" y han concluido que se trata "de una persona normal con sus facultades normales".

   A preguntas de la defensa, quien ha interpelado sobre si su patrocinado tendría "perfil de asesino", ha precisado que no se detectaron "trastornos mental ni psicológico", sólo "rasgos de cierta impulsividad y baja tolerancia a la frustración".

   En esta jornada, que da paso a la práctica de la prueba documental y el trámite de informes para este viernes, también han declarados los agentes de la Guardia Civil que realizaron la inspección técnico-ocular de los dos escenarios principales, el cortijo y la balsa de riego, los GEAS que rescataron la bolsa de deporte con el cadáver de la bebé, y los técnicos que analizaron los restos de ADN y las huellas dactilares.

   Los buzos han señalado que encontraron la citada bolsa a "nueve metros" del borde, en el fondo, y con marcas de "arrastre a partir de un metro y medio" que indicarían que "resbaló por la pendiente de 45 grados debido al limo". También han afirmado que tenía "un peso considerable", que se extrajo con una "polea" y que hubiera sido "complicado que una sola persona pudiera lanzarla un metro y medio teniendo en cuenta que llevaba atado un bloque de hormigón".

ADN DESCARTA AL AMIGO AL QUE INCRIMINA

   Los técnicos que analizaron en ADN han confirmado que descartaron la presencia de pérfil genético de la menor o su madre en el vehículo de Raúl R.F., a quien ha incriminado en repetidas ocasiones el único acusado, y del propio Raúl "tanto en las tazas y vasos" usados hallados en el cortijo, en la ropa que portaba la bebé, en el film transparente y en una gasa con la que se realizó un limpiado facial a la pequeña durante la autopsia.

   Han ratificado el hallazgo indubitado del perfil genético de Jonathan Moya y el de la bebé Míriam en los vasos y tazas, "mezcla" en las servilletas y toallitas "con gotas de sangre" y en la gasa de limpiado facial, así como "más pobres aunque repetidos" resultados con respecto al film, en el que "no se puede descartar a Moya aunque sí a Raúl R.F." Por último, han referido restos de origen desconocido en la "ropita" que vestía la menor y en "una de las servilletas con restos de sangre".  En cuanto a las huellas, la Guardia Civil ha definido como "persistente" la presencia de las del único procesado.

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