Servían para ahuyentar a los enemigos y en rituales funerarios y fueron hallados en los años sesenta pero que hasta hace poco no han podido ser estudiados
Los aztecas utilizaban unos pequeños instrumentos para ahuyentar a los enemigos y en rituales funerarios, unos silbatos que fueron hallados en los años sesenta pero que hasta hace poco no han podido ser estudiados y que ahora pueden verse en Málaga.
Unas réplicas de estos "silbatos aztecas de la muerte" utilizados por la civilización precolombina se exhiben desde este lunes en el Museo Interactivo de la Música de Málaga (Mimma).
El director del museo, Miguel Ángel Piédrola, ha explicado en declaraciones a Efe que estos instrumentos fueron encontrados en la década de los 60 a lo largo de toda América central, pero los que forman parte de la exposición se hallaron en la zona de Tlatelolc, perteneciente a Ciudad de México.
En concreto, los originales se hallaron cerca de un templo en honor al Dios Ehécatl -deidad del viento para la cultura azteca-, tienen forma de calavera, estarían enfocados a la guerra y, tocados de forma masiva, "producen un sonido aterrador que puede evocar a aullidos o gritos", según Piédrola.
Ha destacado la importancia de la música y sobre todo de los instrumentos de viento en esta cultura, que podían utilizarse con motivos bélicos o para sacrificios o rituales.
Piédrola apunta que a nivel musicológico "son muy interesantes" porque estos silbatos bucales, tiene una ranura y perforaciones que conducen a dos cámaras -se denominan "cámaras del caos"- y ahí es donde chocan las ondas de sonido, de manera que dicho silbato produce un sonido muy intenso para ser tan pequeño.
En cuanto a la larga boquilla de estos silbatos, se especula que era debido a que los sostenían con los dientes para que, en la batalla, las manos estuvieran libres y poder blandir armas.
A este respecto, Piédrola ha apuntado que los aztecas utilizaban diferentes útiles para ambientar las batallas, como estos instrumentos, azufre o máscaras.
El director del Mimma ha asegurado que con esta exposición se quiere incidir en que "la música produce un efecto en las personas" y, cómo en todas las culturas, ha acompañado al hombre en los acontecimientos importantes, incluso en una civilización "tan misteriosa como la azteca".