Un examen de restos óseos revela que los humanos que vivían en la costa mediterránea hace 9.500 años dependían en mayor medida de una dieta basada en el pescado de lo que se pensaba.
El estudio, dirigido por el Centro BioArCh de la Universidad de York, analizó los huesos de 11 individuos humanos de uno de los cementerios mesolíticos más antiguos del Mediterráneo, en El Collado, Valencia.
La investigación reveló que los individuos, que vivieron hace unos 9.500 y 8.500 años, tenían una fuerte economía costera que incluía una cantidad considerable de vida marina en su dieta, incluyendo pescado de agua salada y marisco.
El estudio, dirigido por la doctora Maria Fontanals-Coll, del Departamento de Arqueología de la Universidad de York, analizó el origen de la pesca en la prehistoria mediterránea. Anteriormente, se había supuesto que el mar Mediterráneo, debido a su menor productividad biológica, era incapaz de sustentar economías pesqueras durante el Mesolítico, similares a las de otras partes de Europa, como el Atlántico y el Báltico.
"Nuestros hallazgos desafían la visión tradicional de que los cazadores-recolectores prehistóricos mediterráneos consumían menos pescado que sus homólogos atlánticos. Las pruebas presentadas demuestran que la menor productividad de la cuenca mediterránea no tuvo un impacto importante en los recursos cosechables que constituían la dieta de los individuos de El Collado", declaró Fontanals-Coll en un comunicado.
"El grado en que los humanos dependieron de los recursos costeros en el pasado es clave para comprender no sólo el desarrollo social y económico a largo plazo, sino también para evaluar la salud humana y el impacto que los humanos tuvieron sobre el medio ambiente. Estos hallazgos tienen implicaciones para entender cómo se afianzó la agricultura, que arrasó el Mediterráneo en el Neolítico posterior", agregó.
La nueva investigación utiliza técnicas biomoleculares de alta resolución, como el análisis isotópico de compuestos específicos de aminoácidos de colágeno individuales (CSIA-AA), que permite una mayor precisión a la hora de discriminar entre animales terrestres y marinos, algo crucial a la hora de evaluar el grado de cambio dietético asociado a la introducción de plantas y animales domesticados en la agricultura.
El estudio Proceedings of the Royal Society B.