Enemigo a las puertas es la mejor definición que se le puede aplicar al Volkswagen Polo, un vehículo que, hasta que llegue la nueva generación de su hermano mayor, el Golf, ofrece la mayor parte de lo que tiene éste, a un precio más asequible y con la misma calidad, aunque en un formato más pequeño.
La palabra "canibalización", por la que se debe entender el robar ventas un modelo a otro de la misma marca, es muy aplicable a los Volkswagen Polo y Golf.
El salto de calidad que ha dado el Polo, que se fabrica en la planta navarra de Landaben, le hace codearse de tú a tú con el Golf y ser un referente en el segmento en el que milita, el de los 4 metros, en el que no paran de llegar novedades y hasta con formato SUV.
Si se pone uno al lado del otro, el Golf es más largo (en unos 25 centímetros), más ancho (cuatro centímetros) y más alto (ocho centímetros).
La culpable de esas medidas casi gemelas es la plataforma modular MQB del Grupo Volkswagen, que es válida para fabricar vehículos del segmento B (Polo), C (Golf) y D (Passat).
En el caso del Polo se emplea la variante MQB-A0, que ha estrenado en el segmento B el SEAT Ibiza, al que le está dando muy buenos resultados por el salto en calidad, tecnología y seguridad que ha tenido.
Lo mismo le ha sucedido al Polo que ha ganado también en interconectividad y personalización, lo que le sitúa un escalón por encima de sus numerosos competidores.
Y no podía ser de otra manera, porque en los 42 años que lleva a la venta acumula más de 14 millones de unidades vendidas.
El nuevo Polo, cuya sexta generación se puso a la venta a finales de 2017, se puede elegir con cinco motores de gasolina (de 65, 75, 95, 115 y 200 CV -del GTI-), dos diésel (de 80 y 95 CV) y uno nuevo de Gas Natural (de 90 CV), que es la gran apuesta, junto con la electrificación, del Grupo Volkswagen.
El modelo probado por Efe ha sido con el propulsor de gasolina de un litro y tres cilindros, que eroga una potencia de 95 CV.
Es el que va a elegir la mayoría de los conductores que busquen un coche amplio en cuatro metros de longitud y con un motor solvente y eficiente.
Con éste tres cilindros el Polo es un vehículo polivalente que es muy agradable de conducir en ciudad y fuera de ella.
Con esos 95 CV el Polo, que es el modelo más producido y exportado en España, se mueve con celeridad en autopista.
En la prueba dinámica el consumo ha sido de 6,8 l/100 km, frente al mixto homologado de la marca de 4,7 l/100 km, aunque no ha sido difícil obtener un gasto de 5 l/100 en recorridos en los que no se ha abusado del acelerador.
Parte de la culpa de esa versatilidad la tienen los modos de conducción que puede equipar el Polo y que lleva la unidad analizada. Mientras que en Sport la respuesta parece la de un motor de más potencia, con el Eco se puede estirar mucho más la autonomía del depósito de forma fácil.
En situaciones en las que se requiere de una respuesta muy rápida del acelerador, la reducción de marchas que hace la transmisión en el modo Eco da la impresión de ser un poco brusca hasta que entra en funcionamiento el turbo.
En general, el funcionamiento de la caja automática de siete velocidades DSG7 es evitar que haya que revolucionar en exceso el motor para alcanzar con prontitud los cruceros de velocidad deseados, razón por la que tiene un funcionamiento muy fluido.
Y si lo que se busca es llevar la aguja a la zona más alta no pasa nada, salvo un mayor gasto de combustible, porque el ruido del motor es muy contenido y la ausencia de vibraciones es completa.
Esto da una pista de que nos encontramos ante un modelo que tiene un comportamiento similar al del segmento inmediatamente superior. Con un propulsor más potente -los del Golf parten de 110 CV en gasolina- pocos le podrían hacer sombra en cuanto a seguridad y agrado de conducción.
Sus dimensiones compactas facilitan que vaya pegado al asfalto y que las curvas cerradas se tomen con seguridad, sin que el vehículo transmita incorrecciones a la hora de la trazada.
Para detenerlo en tiempo y espacio, Volkswagen ha apostado por un sistema de frenado compuesto por disco ventilado delante y tambor detrás.
Exteriormente, el Polo no ha cambiado tanto respecto a la generación anterior, como sí lo ha hecho en cuestión de ayudas a la conducción o de sistemas de infoentretenimiento.
El diseño es continuista, por lo que los que no están al corriente de los nuevos modelos pueden llegar a confundirlo con uno de la quinta generación.
Lo que sí se ha notado es que también le ha llegado a él la imagen de marca más horizontal y de solidez de sus hermanos mayores, como el Golf y el Passat.
Un morro más bajo, unos faros unidos por la parrilla delantera y una entrada de aire ancha y colocada en una posición bastante baja le asemeja a los dos modelos citados.
Igual sucede en la parte trasera, en la que sobresalen los faros de Led con efecto 3D, que visualmente contribuyen a hacer al coche más ancho y más asentado en la carretera.
En el interior llama la atención que, dentro de la fuerte apuesta tecnológica que ha hecho Volkswagen en el coche, no se haya montado un freno de mano eléctrico, en vez del mecánico que lleva.
Por lo demás, las sensaciones que transmite el interior es de ajustes bien hechos y de simplicidad. Los nuevos salpicaderos minimalistas de Volkswagen si por algo se diferencian son por la simplicidad y lo intuitivo de su uso. Todo está donde se espera y con la proporción justa de botones.
Cuenta con espacio para cinco adultos (dos atrás viajarán con amplitud) y con un maletero de 351 litros con formas cuadradas que lo hacen muy aprovechable y en el que se ha reservado hueco para la rueda de repuesto.
En definitiva, el Polo es un coche que puede ser la perfecta solución de movilidad para diferentes tipos de familias, con o sin hijos.
Sus medidas le hacen muy cómodo para el día a día en ciudad y su motor, sin ser muy potente, es suficiente para poder hacer desplazamientos largos y para trayectos interurbanos.
El precio, como Volkswagen que es, es superior al de su contrincantes de Grupo, Seat Ibiza o Skoda Fabia; así como al de otros miembros de las marcas generalistas.
Consciente de esto, Volkswagen, que cuenta con una financiera muy agresiva, ofrece un Polo desde 6 euros al día (por cuatro euros más se puede optar a un Golf).
Por si esto fuera poco en el equipo de serie de esta versión Sport se incluye el sistema Front Assist con freno de emergencia en ciudad y sistema de detección de peatones, el control de crucero adaptativo (ACC) y el de velocidad, así como el detector de fatiga.
En la amplia lista de opcionales destacan los faros de Led, el cuadro de instrumentos digital (VW Digital Cockpit), la conectividad de última generación o el detector de ángulos muertos, por enunciar algunos de los más conocidos.