La percepción de que la invasión de Ucrania deja el mundo cada vez más dividido en dos bloques está redefiniendo las posiciones y estrategias de EE.UU. y China, los líderes naturales en cada bando, en su principal campo de batalla: el Indopacífico.
Tanto EEUU como China buscan aliados y control sobre una zona que desde hace años se plantea como el escenario donde hay más probabilidades de conflicto entre las dos súper potencias, con puntos calientes como el mar de China Meridional, aguas en las que Pekín se disputa islas con Taiwán, Vietnam, Malasia, Filipinas y Brunéi, por las que circula un tercio del comercio mundial.
Además de estas disputas territoriales, en las que, si bien EEUU no participa se presenta como defensor de la libertad de tránsito por el estratégico océano, está Taiwán, la autogobernada isla que Pekín considera parte de su territorio y que Washington en principio defendería en caso de conflicto.
GIRO A ASIA
Desde el inicio de la invasión de Ucrania hace un mes, muchos en esta región se cuestionan si la contienda interrumpirá el giro hacia Asia iniciado por el expresidente de EEUU, Barack Obama, hace más de una década, cuando quiso virar la atención hacia el Pacífico ante el poderío regional de China.
“Biden fallará en ese giro hacia Asia y eso supondrá más oportunidades para China y su expansionismo”, afirmó Brahma Chellaney, autor de libros como “El despertar de China, India y Japón”, durante una conferencia organizada por el medio Nikkei Asia.
Aunque muchos ven lógico que el presidente de EEUU, Joe Biden, tenga que fijar ahora su atención en Ucrania, sus socios en el Indopacífico, término preferido por los estadounidenses que incluye a India para contrarrestar a China, no ocultan su nerviosismo por cómo pueda desestabilizar el frágil equilibrio regional, edificado sobre el tira y afloja entre Pekín y Washington.
“Los países más pequeños de la región contaban con que los más grandes ejercieran autocontrol. Pero la invasión de Ucrania ha demostrado que no se pueden confiar”, aseguró Huong Le Thu, analista del Instituto de Políticas Estratégicas de Australia (ASPI), en la charla de Nikkei.
No ha ayudado a transmitir tranquilidad el hecho de que la cumbre en Washington entre Biden y los líderes de la ASEAN (formada por Indonesia, Singapur, Tailandia, Malasia, Vietnam, Camboya, Birmania, Filipinas, Laos y Brunéi), prevista para este lunes y martes, haya sido pospuesta “sine die”, con una única visita a cambio del primer ministro de Singapur, Lee Hsien Loong, el más alineado con EEUU en las condenas a Rusia por Ucrania.
“Compartimos la creencia de que la presencia de EEUU en Asia-Pacífico es crítica para la continuidad de la paz, estabilidad y prosperidad en la región”, ha afirmado Lee.
Ian Storey, analista del Instituto ISEAS-Yusof Ishak de Singapur, cree que, pese a las dificultades, EEUU sigue prestando atención a la zona, afirmando que “aún no hemos visto ningún desplazamiento de tropas del Indo- Pacífico a Europa”.
“Europa es sobre todo para tropas terrestres y el Indo-Pacífico para las fuerzas aéreas y navales”, dice a EFE, destacando la compatibilidad de ambos operativos de EEUU.
De hecho, Estados Unidos y Filipinas, que tienen un tratado de defensa mutua, arrancaban esta semana sus mayores maniobras militares conjuntas, con el objetivo de reforzar la “paz y la estabilidad en el Indopacífico”.
TENSIÓN ENTRE AUSTRALIA Y CHINA
Pero mientras Biden intenta demostrar que se puede estar en dos sitios a la vez, Pekín expande su influencia con un estratégico plan de seguridad con Islas Salomón, confirmado este martes por el país insular del Pacífico –otrora bajo el paraguas de seguridad australiano-, abriendo la puerta a que China tenga allí una base naval, lo que suscita nerviosismo en Canberra.
Las tensiones entre China y Australia vienen de atrás y empeoraron a raíz de la alianza formada el pasado septiembre con EEUU y Reino Unido (AUKUS, por las iniciales en inglés de los tres países), que permite a Australia construir submarinos nucleares con el fin de neutralizar a China, objetivo compartido por otro grupo que Biden intenta resucitar, el Quad (India, Australia, Japón y EEUU).
China no parece dispuesta a quedarse de brazos cruzados mientras sus vecinos se alían con EEUU, y el ministro de Exteriores, Wang Yi, visitó Nueva Delhi la pasada semana para limar asperezas –ambos países mantienen una disputa fronteriza- en un momento de desapego entre India y EEUU, pues el primero, próximo a Rusia, no ha condenado la invasión de Ucrania.
“Todo el mundo necesita más amigos en un mundo cada vez más polarizado”, consideró Trinh Nguyen, analista de Natixis, durante la charla de Nikkei. “El mensaje de la guerra de Ucrania en Asia es claro: no pongas todos tus huevos en la misma cesta, diversifica, pues los peores escenarios ocurren”.
Las probabilidades de que ocurra lo peor, es decir, que surja una conflagración en Asia, parecen disminuir si ambas potencias continúan presentes y limitándose mutuamente. “Hay que asumir que la intención de EEUU de dar prioridad al Indopacífico se ha complicado por la invasión rusa”, dice a EFE Storey.
“Que eso tenga un impacto a largo plazo en Asia dependerá de cuánto dure la guerra en Ucrania ”, remacha.