Un total de 95 países, junto a representantes de organismos internacionales, de ONG y de la sociedad civil, participan ayer y hoy en Madrid en la reunión de alto nivel de la ONU sobre Seguridad Alimentaria para Todos, en la que se aborda la lucha contra el hambre, en el marco de los Objetivos del Milenio.
Mientras se desarrollan las sesiones, varias ONG se concentran a las puertas de la cumbre para reclamar que ésta no se convierta en una farsa.
Convocada a instancias del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, la conferencia diseñará una hoja de ruta para garantizar el cumplimiento de los compromisos adquiridos en la cumbre de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) que se celebró en Roma en junio pasado.
En la reunión, inaugurada por Jacques Diouf, y por el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, intervino ayer también a través de un vídeo grabado para la ocasión la secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, para subrayar que aliviar el hambre en el mundo es una prioridad del nuevo presidente, Barack Obama.
La inseguridad alimentaria y los altos precios suponen, según Clinton, una amenaza a la prosperidad y la seguridad en los países en vías de desarrollo, en los que “millones de personas tienen el riesgo de volver a la pobreza poniendo en peligro el alcance de las metas del milenio de recortar al 50% la pobreza y el hambre en el 2015”.
Miguel Ángel Moratinos pidió a los países más desarrollados que destinen fondos adicionales a los ya comprometidos para luchar contra el hambre y que se comprometan a aportar obligatoriamente a la cooperación el 0,7 de sus riquezas en el año 2012.
Por parte del Gobierno español, Moratinos reiteró el compromiso de alcanzar ese porcentaje en 2012.
El senegalés Jaques Diouf dijo que el mayor desafío consiste, no sólo en asegurar una alimentación adecuada a los 963 millones de hambrientos que hay en el mundo, sino también en “lograr alimentar en 2050 a 9.000 millones de personas”.
Para ello, destacó, será necesario duplicar la producción alimentaria mundial con los recursos financieros indispensables para las inversiones en la agricultura con el objetivo de asegurar el “derecho más fundamental del ser humano: el de la alimentación”.
Pese a que ve “indicios alentadores” en medidas como la ayuda de 1.000 millones de euros entre 2008 y 2010 de la UE para el desarrollo de la agricultura en países pobres o el aumento del crédito al sector agrícola por parte del Banco Mundial, Diouf manifestó que los medios financieros “distan todavía mucho de estar a la altura de las necesidades”.
En este sentido, resaltó que el descenso del precio de los alimentos no debe interpretarse como el final de la crisis.
Tras afirmar que los datos más recientes indican que la situación actual es “más inquietante” que la de 1996, Diouf apuntó que las medidas que deben tomarse a corto, medio y largo plazo para hacer frente a la crisis alimentaria se sitúan en dos frentes: resolver de modo inmediato los problemas alimentarios urgentes y promover a largo plazo la producción y la productividad agrícolas.