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Georgia pone punto final a la era del presidente Saakashvili

Las elecciones no solo suponen una transición del sistema presidencialista al parlamentario, sino que inician la cuenta atrás para la salida del poder del primer ministro

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  • Saakashvili -

Los georgianos votan este domingo a su nuevo presidente en unos comicios que suponen el fin de la carrera política del hombre que ha permanecido de manera casi ininterrumpida en el poder desde hace nueve años, Mijail Saakashvili.

   Las elecciones no solo suponen una transición del sistema presidencialista al parlamentario, sino que inician la cuenta atrás para la salida del poder del primer ministro, actual hombre fuerte de Georgia, y enemigo declarado de Saakashvili, el multimillonario Bidzina Ivanishvili, gran beneficiado a su vez por la modificación de la Carta Magna, que ahora le atribuye una gran variedad de competencias, entre ellas el control total y absoluto de la política nacional e internacional del país, antes potestad del presidente.

   De entre los tres principales candidatos, destaca la figura de Giorgi Margveslashvili, en representación de la coalición de Gobierno, Sueño Georgiano, que lidera Ivanishvili. A pesar de que Margvelashvili es favorito en las encuestas, persisten dudas sobre su rendimiento de los comicios, en particular desde que el primer ministro le recomendara retirarse si no conseguía la victoria directa en la primera ronda, algo que obtendría con un mínimo del 50 por ciento de los votos.

   Margvelashvili está convencido de su triunfo a la primera, pero no lo   conseguirá si la participación es más baja de lo esperado. La retirada de su candidatura serviría para reactivar las bases del partido en favor de un nuevo representante en la segunda ronda de comicios.

   Una vez el nuevo presidente asuma su cargo de manera oficial, el actual Gobierno presentará su dimisión. El nuevo primer ministro será elegido por la mayoría parlamentaria actual de Sueño Georgiano. El candidato de la coalición será elegido personalmente por el primer ministro Ivanishvili, quien ha ya anunciado que dejará la política una vez concluido su mandato, ante los temores sobre la posibilidad de que mantenga su dominio en el país entre bambalinas.

EL FINAL DE UNA ERA

   Con el cumplimiento de su segundo mandato, Saakashvili deja finalmente el poder que ganó en noviembre de 2003, al liderar la llamada Revolución de las Rosas, que forzó la dimisión del entonces presidente Eduard Shevardnadze e inició una nueva etapa de tensas relaciones con Rusia que culminaron en la guerra de 2008 por Osetia del Sur, territorio autoproclamado independiente de Georgia que, tras un conflicto que dejó casi 300 muertos entre ambos bandos, se encuentra hoy en día bajo control de facto de Moscú.

   "La vida no se acaba aquí", declaró el presidente ante un grupo de estudiantes el pasado jueves, en el que reivindicó que su política siempre ha ido orientada en proteger la independencia del país frente a los intentos del Kremlin para alterar su rumbo.

   "Quería una Georgia libre. (El presidente ruso, Vladimir) Putin no quiere una Rusia libre. Y lo que quiere Ivanishvili es una sociedad que pueda dominar desde bambalinas", declaró el presidente antes de describir el nuevo sistema parlamentario como "un infierno inimaginable" donde "los grupos parlamentarios interferirán diariamente en las actividades del Gobierno".

   Saakashvili ha sido incapaz de aprovechar la positiva inercia económica de su primer mandato, cuando inició una serie de reformas para revivir una economía colapsada pero a costa de la creación de un monopolio de poder que ha fracasado, según sus críticos, a la hora de mejorar las condiciones de vida de los georgianos.

   Hoy en día, Georgia sigue siendo uno de los países más pobres del continente europeo, donde la inversión exterior brilla por su ausencia, su sector agrícola heredado de la Unión Soviética está subdesarrollado y el nivel de paro alcanza, según encuestas, el 46 por ciento.

   El todavía presidente ha declarado su intención de llevar a partir de ahora una vida tranquila y dedicarse al cultivo de viñedos, pero sus antiguos aliados y ahora enemigos declarados no tienen pensado dejarle escapar. A la cabeza se encuentra su antigua aliada en la Revolución de las Rosas y ahora candidata presidencial, Nino Burjanazde, quien ha pedido la investigación completa de Saakashvili, incluyendo "la guerra en 2008, las torturas en las cárceles, la represión y la intimidación de los opositores políticos", según declaró a medios rusos.

   "Creo que Saakashvili entrará en la historia del siglo XXI como uno de los manipuladores más geniales de la opinión pública. Usted puede ver los informes sobre Georgia, redactados por el Departamento de Estado de EEUU (no muy crítico con respecto a Georgia) en 2010 y 2011, cuyos autores mencionan como factor preocupante un alto nivel de la corrupción elitista en el país. Una vez erradicada la política de sobornos a los niveles bajo y medio, se propagó entre la élite", indicó en una entrevista a 'La Voz de Rusia'.

   Burjanadze es la más experta de los candidatos, fundadora y líder del Movimiento Democrático Georgia-Unida, quien fue la primera en distanciarse de Saakashvili en 2008, y tercera en las encuestas con el 7 %, aunque su popularidad sigue creciendo notablemente, todavía por detrás de Davit Barakazde, candidato del Movimiento Nacional Unido del todavía presidente del país.

IVANISHVILI

  Ivanishvili, no muy habituado a comparecer ante la opinión pública, ha conseguido revocar gracias al poder de su coalición hasta una decena de vetos formulados estos últimos años por el presidente, cada vez más desgastado. De cumplirse sus planes, podrá abandonar cómodamente el cargo merced al dominio que la nueva Constitución concederá a la mayoría parlamentaria de su grupo, y con un sucesor elegido 'a dedo' la semana próxima.

   "Conoceréis su nombre el martes o el miércoles", declaró este viernes a la prensa. "Será un hombre honesto y un buen gestor", aseguró Ivanishvili.

   El primer ministro genera dudas en la población a día de hoy --solo un 39 por ciento cree que el país marcha por el buen camino, según una encuesta publicada por el 'Global Post'-- y pesan numerosas sospechas sobre la transparencia de su fondo de inversión privado, estimado en unos 5.000 millones de euros (el 40 por ciento del PIB del país entero).

   Así, sus opositores sospechan que Ivanishvili ha empleado su estancia como primer ministro para cimentar su círculo de influencia política, y consolidar su imperio económico para terminar dirigiendo el país desde el ámbito privado, libre de las responsabilidades y de la supervisión constante que acarrea su labor pública.

  "Parece una cantidad de dinero exageradamente grande para lo que la economía es capaz de absorber en un período de tiempo tan corto", reconoció al 'Post' un empresario georgiano en referencia al denominado Fondo de Coinversión de Georgia, que en cierto modo repite una iniciativa similar llevada a cabo por el presidente Saakashvili, el llamado Fondo de Colaboración, igualmente criticado en su día por la dudosa reputación de algunos de los inversores implicados.

   "Me pregunto si han aprendido de los errores del pasado", declaró la investigadora de Transparency Internacional, Eva Marie Anderson. Los inversores privados han abandonado estos proyectos porque no desean competir con estas oscuras entidades, que al final no solo no atraen dinero extranjero, sino que degeneran en "huchas" para financiar proyectos políticos de los implicados sin ningún interés en el bien común.

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