La sonda Philae de la ESA ha caído en 'modo inactivo' este sábado para un potencialmente largo silencio, tras agotarse sus baterías y no tener suficiente luz solar para recargar. En este modo, todos los instrumentos y la mayoría de los sistemas de a bordo se cierran.
"Antes de caer en silencio, el aterrizador ha sido capaz de transmitir todos los datos científicos recogidos durante la Primera Secuencia de actividad científica", explicó Stephan Ulamec, responsable del aterrizaje, desde la sala de control de operaciones de la ESA en Darmastadt, Alemania. Philae consiguió perforar el suelo del cometa con su taladro y emplazó un termómetro en la superficie del cometa.
"Esta máquina trabaja magníficamente en condiciones difíciles y podemos estar plenamente orgullosos del éxito científico increíble que Philae ha representado", añadió. El contacto se perdió a las 01.36 hora centroeuropea, no mucho antes de la pérdida de comunicación programada, que habría ocurrido de todas formas al caer la sonda Rosetta por debajo del horizonte. En la imagen, los controladores de la misión posan en una foto histórica poco después de perder contacto.
SE GIRÓ LA NAVE
A partir de ahora, no será posible ningún contacto, a menos que suficiente luz del Sol alcance los paneles solares para generar la energía suficiente para despertar al módulo. La posibilidad de que esto pueda suceder se vio impulsada horas antes, cuando los controladores de la misión enviaron comandos para girar el cuerpo principal del módulo de aterrizaje, ya que los paneles solares son fijos. Esto puede haber expuesto más área del panel a la luz solar.
Los controladores seguirán enviando señales en las próximas horas para comprobar si la luz solar ha permitido al módulo recargar baterías. El orbitardor escuchará una señal, y lo seguirá haciendo cuando su órbita permita la visibilidad de comunicación en el futuro.
En cualquier caso, la misión Rosetta continuará orbitando el cometa 67P en su viaje hacia el Sol.