Así lo manifestó Navarro en su turno de última palabra antes de que el presidente del tribunal, Javier Gómez Bermúdez, dejara visto para sentencia el juicio a las 14.47 horas, después de que los otros dos acusados –el comandante médico José Ramírez y el capitán médico Miguel Sáez– no hicieran uso de su última palabra.
“Cuando fatalmente se ve que no hay salida, el medico debe informar de forma comprensible para los familiares (...)
Procuramos siempre dulcificar, cuando es necesario, las circunstancias de una muerte, absolutamente indescriptibles, para que esas familias que ya han perdido al ser querido no sigan torturándose, no sigan dando vueltas a algo ya irremediable”, aseveró.
Navarro sostuvo que la labor realizada en el accidente fue “de servicio, de servicio a la institución militar, a los compañeros que desgraciadamente murieron”, y se declaró responsable de ordenar a sus subordinados que dieran a los familiares información “limitada a la descripción de daños y de circunstancias que no venían a cuento para más, una vez perdido el ser querido”.
“No me considero que tenga un desdoblamiento esquizofrénico de la personalidad. No soy el doctor Jekyll y mister Hyde”, sostuvo el general, que agregó: “yo que he estado haciendo bien sobre el bien, dentro de una praxis normal, ¿voy a revolverme a hacer daño?, ¿a quién?, ¿a las familias?, ¿para qué?. Eso es una perversión absolutamente inexplicable”.
Antes de finalizar su alegato final, Navarro, que se consideró inocente, dio las gracias a los otros dos acusados “por su dedicación, por su esfuerzo, por sacrificio” y por los cinco años que llevan, según dijo, “con juicios paralelos y los dimes y diretes de algunos medios interesados, que les han hecho sufrir “una zozobra que solamente nosotros sabemos”.
En esta novena y última sesión de la vista, la defensa de Navarro ha afirmado que las autoridades turcas era quienes tenían prisa “por quitarse de en medio esos cadáveres” ya que cuando sus forenses examinaron los cadáveres de los 74 fallecidos –los 62 militares españoles y la tripulación de 12 ucranianos– había un “cambalache de restos y cuerpos”.
“A partir de ahí, el asunto se les empezó a ir de las manos”, aseveró el letrado que también acusó a los turcos de “hacer desaparecer” la bolsa número 42 “porque ya no servía para nada ya que tenían los 74 cuerpos”, una actuación que calificó de “anómala e ilícita”.
La defensa de Ramírez y Sáez ha mantenido que la responsabilidad de realizar las identificaciones correspondía al general Navarro porque la función de los patólogos no es la de identificar los cuerpos sino determinar la causa de la muerte.
Además, explicó que las actas de necropsia “no tienen ningún valor” porque no se puede “conseguir nada con ese papelito”, y que son los certificados de defunción, que en este caso fueron firmados por Navarro, los que permiten obtener las órdenes para repatriar o enterrar los cadáveres.
Por su parte, el abogado del Estado ha pedido al tribunal que no declare responsable civil subsidiario al Estado –tal y como pide el fiscal y las acusaciones particulares– puesto que el Ministerio de Defensa tenía contratada pólizas de seguro con varias compañías aseguradoras.
RECUERDAN QUE A TRILLO LE PREOCUPÓ EL DOLOR DE LOS FAMILIARES
Soraya Sáenz de Santamaría, ha remarcado que el ex ministro Federico Trillo está preocupado por sus antiguos colaboradores en relación con las identificaciones erróneas del Yak-42 al igual que “desde el primer momento” le preocupó el dolor de los familiares de las víctimas.
En rueda de prensa celebrada tras la Junta de Portavoces de la Cámara Baja, los periodistas han planteado a la jefa de filas del grupo popular si cree que el diputado Trillo está preocupado por la posibilidad de que el general Vicente Navarro y otros colaboradores puedan ser condenados por las identificaciones erróneas del Yak-42.
Santamaría ha apuntado que le parece “lógico” que cuando alguien trabaja con unas personas, como es el caso de Trillo con sus colaboradores en Defensa, se preocupe por su situación.