Las autoridades turcas anunciaron este sábado que se preparan para establecer en el lado sirio de la frontera un campamento que podrá acoger a unas 30.000 personas que han huido de los combates en Alepo, informó Süleyman Tapsiz, gobernador de la provincia de Kilis.
En dicha provincia se encuentra el paso fronterizo de Öncüpinar, principal comunicación entre la región de Alepo y Turquía.
Del lado sirio de la frontera se encuentran al menos 15.000 desplazados sirios, según cifras de Naciones Unidas, aunque Tapsiz afirmó ante la prensa que son entre 30.000 y 35.000 desplazados.
Subrayó que de momento, las autoridades turcas les envían comida y ayuda humanitaria y crearán un campamento para ellos, a unos 1,5-2 kilómetros de la frontera.
El gobernador aclaró que de momento no está previsto abrir la frontera a estos desplazados y se les atenderá en territorio sirio, pero destacó que en caso de necesidad, la provincia de Kilis estaría "totalmente preparada" para acoger a todos.
"Ahora mismo estamos repartiendo raciones de comida para 20.000 personas, pero tenemos capacidad para atender a 50.000", afirmó Tapsiz en una rueda de prensa.
Vaticinó que el número de desplazados en la frontera podría aumentar hasta los 70.000 si continúan los bombardeos "del régimen sirio y de aviones rusos" en la región y pidió que la comunidad internacional intervenga de inmediato para frenarlos.
Mientras, el ministro turco de Exteriores, Mevlüt Çavusoglu, aseguró hoy en Amsterdam que su país mantiene por ahora su política de "fronteras abiertas" para los sirios que huyen de la guerra.
"Aún mantenemos la política de fronteras abiertas para aquellas personas que huyen de la agresión del régimen (del presidente sirio, Bachar Al Asad) así como de los ataques aéreos de Rusia", dijo Çavusoglu a la prensa tras participar en una reunión informal de los ministros de Exteriores de la Unión Europea (UE).
"Ya hemos recibido a 5.000 de ellos" y "otros 50.000 ó 55.000 están de camino", agregó el ministro turco.
Por su parte, un periodista local de Kilis, que pidió el anonimato por razones de seguridad, explicó hoy a Efe que en los dos últimos días acudieron altos mandos del ejército turco a Öncüpinar para inspeccionar las instalaciones del paso fronterizo.
Soldados de las regiones de Adana y Malatya fueron estacionados en los controles fronterizos, en medio de medidas extremas de seguridad, coordinadas por la dirección de seguridad pública de Kilis y agentes de la inteligencia turca, explicó la fuente.
En caso de que Turquía acceda a dejar entrar a los refugiados, éstos serán controlados estrictamente, incluyendo la toma de huellas dactilares, aseguró el periodista por teléfono.
Es que la principal preocupación de las fuerzas del orden turcas es que militantes de diferentes grupos terroristas, sean yihadistas del Estado Islámico, kurdos del PKK o marxistas del DHKP-C, puedan entran en Turquía en medio de las masas de refugiados.
Ante preguntas de la prensa, el gobernador de Kilis se negó hoy entrar en los aspectos de seguridad que, indicó, dependen siempre del Gobierno central en Ankara.
Turquía tiene censados a 2,5 millones de refugiados sirios en su territorio y ayer, el Ministerio del Interior estimó que el total puede llegar a 2,7 millones, de los que 260.000 viven en campamentos establecidos por el Estado y el resto sobrevive por su cuenta
