El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, que ha venido restando importancia a la gravedad de la pandemia COVID-19, defendió este martes un "pacto nacional" por la preservación de la vida "pero también de los empleos".
En un pronunciamiento en red nacional de radio y televisión, el cuarto en los últimos días y que coincidió con cacerolazos de protesta en su contra en las principales ciudades del país, el líder ultraderechista reiteró varias veces que, además de salvar vidas, su Gobierno ha adoptado medidas para salvar los empleos de los brasileños.
"Pido un gran pacto nacional por la preservación de la vida y de los empleos", afirmó el jefe de Estado en un mensaje que dirigió al Parlamento, los empresarios y los trabajadores.
Pese a que alegó de nuevo que las medidas restrictivas para combatir la pandemia adoptadas por algunos gobiernos regionales, como cuarentenas y cierres de comercios y escuelas, pueden provocar una crisis económica mayor que la propia crisis sanitaria, Bolsonaro suavizó su tono en torno a la pandemia.
"Ante el mayor desafío que ha enfrentado nuestra generación, tenemos una misión, que es salvar vidas pero sin olvidar los empleos", afirmó.
"Por un lado tenemos que tener cautela y precaución con todos, principalmente los ancianos y los más vulnerables, pero por otro tenemos que combatir el desempleo. Vamos a cumplir la misión de cuidar los empleos al mismo tiempo en que cuidamos la salud de las personas", agregó.
Bolsonaro venía insistiendo en manifestar una mayor preocupación con la crisis económica y la pérdida de empleos que con la gravedad de la pandemia del COVID-19, a la que llegó a calificar de "gripecita" y de la que dijo que la mayor parte de los brasileños la contraería sin sentir ningún síntoma.
Por eso criticó las medidas de aislamiento social y cierre de empresas y las desafió con salidas a las calles de Brasilia.
Para defender su posición, el presidente volvió a distorsionar, como lo había hecho por la mañana, un pronunciamiento del director de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom, en el que pidió a los gobiernos preocuparse por los empleos.
El director de la OMS, citado en el discurso presidencial, afirmó que los países tienen que tener en cuenta "que hay trabajadores que necesitan trabajar para tener el pan de cada día".
"El director de la OMS dice que los gobiernos tienen que tener a esta población en cuenta. Si les impedimos moverse, ¿qué les ocurrirá a esas personas? No me valgo de esas palabras para rechazar las medidas de protección, sino para decir que tenemos que pensar también en los más vulnerables económicamente. Esa es mi preocupación desde el principio", expresó Bolsonaro.
Según el mandatario brasileño, "tenemos que evitar al máximo cualquier pérdida de vidas, pero al mismo tiempo tenemos que evitar la destrucción de los empleos".
Un ataque de Bolsonaro la semana pasada contra la cuarentena, medida recomendada por su propio Ministerio de Salud y por la OMS, le valió fuertes críticas de todos los sectores e incentivó las protestas y los cacerolazos.
El líder ultraderechista afirmó que para enfrentar la doble misión ordenó a su ministro de Salud que aumente las camas y los equipos de respiración en todos los estados del país y a su ministro de Economía que adopte todas las medidas posibles para proteger el empleo y la renta de los brasileños.
Entre tales medidas citó el subsidio de 600 reales (unos 120 dólares) que será entregado mensualmente entre abril y junio a todos los trabajadores informales y la inclusión de 1,2 millones de personas entre las beneficiadas por el subsidio que el Gobierno concede a los más pobres.
"El efecto colateral de las medidas (restrictivas) no puede ser peor que la propia enfermedad. Mi obligación como presidente va más allá de los próximos meses y preparar a Brasil para su retomada. Hacerlo más fuerte después de la pandemia", agregó.
Brasil es el país de América Latina más afectado por el COVID-19, con 5.717 casos confirmados y 201 muertes, tras el registro en el último día de 42 nuevos óbitos y 1.138 contagios.
Durante el pronunciamiento del mandatario las cacerolas volvieron a resonar desde las ventanas de miles de brasileños, quienes protestaron por decimoquinto día consecutivo contra Bolsonaro y su gestión ante la emergencia sanitaria internacional del coronavirus.
Las cacerolas y los gritos de "Fuera Bolsonaro", "Fuera fascista", "Basta Bolsonaro" y hasta "Asesino" hicieron eco en diversos barrios de ciudades como Sao Paulo, Río de Janeiro, Brasilia, Belo Horizonte o Recife. Entre los gritos igualmente se escucharon peticiones de destitución contra Bolsonaro.
En Sao Paulo nuevamente fueron proyectadas en las fachadas de los edificios unas enormes imágenes de Bolsonaro, acompañadas de frases como "Cállate", "Tú me dejas sin voz" o "Quédate en casa".
Ya en Twitter, la etiqueta "cacerolazo contra Bolsonaro" encabezó varias horas la lista de tendencias en Brasil.