Zapatero, a su llegada al Congreso de los Diputados, defendió el texto de 1978 por cuanto “ha permitido funcionar al país” y a la democracia. Y recordó la figura de Jordi Solé Tura, uno de los “padres” del texto constitucional, fallecido el pasado viernes.
“Debemos recordarle y añorarle, y su figura debe servir para recuperar los mejores valores que han permitido nuestro avance en estos 31 años: voluntad, capacidad de consenso y siempre una gran confianza en las posibilidades de nuestro país en libertad”, añadió.
El jefe del Ejecutivo concretó los avances derivados de la vigencia de la Constitución: “La alternancia en el poder, el desarrollo pleno de los derechos fundamentales” y el nivel de autogobierno de las comunidades autónomas. En definitiva, recalcó, la Constitución funciona “en lo sustancial”.
Le han preguntado los periodistas si hay plan de reformar el texto y Zapatero respondió primero con ironía: “La pregunta surge todos los años” cuando se celebra el aniversario de la Constitución.
Acto seguido afirmó que el texto, “como todo”, es “mejorable” y “perfectible”, pero subrayó que en “el horizonte inmediato” de los planes del Gobierno no hay propuesta o “necesidad imperiosa” de reformarlo.
Porque la Constitución ha sido y es “muy útil”, y por tanto, “no hay urgencia” de reformarla. “Hoy es un día para sentirnos satisfechos por lo que han supuesto” estas tres décadas, insistió el presidente.