Postrada en una cama de su hogar familiar, donde sólo ingiere por ahora agua y suero oral, Haidar se dio un plazo de “un mínimo de dos meses” para retomar su actividad habitual.
Mientras familiares y amigos se agolpaban a las puertas de la casa para dar su bienvenida a la activista, unos pocos íntimos, junto al médico español Domingo de Guzmán, intentaban preservar la calma para que Haidar pudiese reposar en su pequeña habitación.
La saharaui presentaba un buen aspecto físico y aseguró encontrarse anímicamente “muy fuerte”, pese a los 32 días de ayuno que ha mantenido para protestar contra su expulsión a España el pasado 14 de noviembre por haberse negado a reconocer su nacionalidad como marroquí.
Con un hilo de voz todavía algo tenue pero muy firme, Haidar relató con emoción el reencuentro con sus hijos, Hayat y Mohamed, la noche anterior, en la que apenas logró dormir.
“Cuando el coche que me traía se acercaba a la casa, el pequeño, Mohamed, echó a correr y se subió al coche en marcha; me asusté mucho”, recordó, aferrada a la mano de su íntima amiga, la también activista Elghalia Djimi.
Después de la tensa noche que se vivió el jueves en las calles del barrio de Casa Piedra, donde se encuentra la casa de Haidar, con incidentes entre la policía y manifestantes, la tranquilidad regresó con las primeras horas de luz.
Sonrisas poco disimuladas, abrazos y una atención permanente a los televisores delataban que el estado de ánimo continúa por todo lo alto tras el final de más de un mes de zozobra por el devenir de una mujer a la que anoche se homenajeaba con el cántico “¡Aminatu, madre de los saharauis!”.
Desde su cama, Haidar dedicó palabras duras para el Estado marroquí, cuya estrategia definió como “estúpida”.
“Después del discurso del rey Mohamed VI (el pasado 6 de noviembre con motivo del 34 aniversario de la Marcha Verde), Marruecos ha confirmado que no va a aceptar la legalidad internacional ni las convenciones internacionales ratificadas por el país”, dijo a los periodistas.
Para ella, la actual situación “es muy peligrosa, un paso atrás. Nosotros como saharauis no vamos a ceder; nada ha impedido nuestra lucha legítima por la autodeterminación”.