La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Granada ha condenado a once años de prisión a un ciudadano de nacionalidad rumana, de iniciales D.R. y sin antecedentes, por violar a una mujer británica que salió de su vivienda, situada en una localidad de la comarca de Baza (Granada), a inspeccionar los alrededores tras oír ladrar a su perro.
Según consta en la sentencia, a la que ha tenido acceso Europa Press, los hechos se remontan a las 21,30 horas del 18 de noviembre de 2012 cuando la mujer se encontraba en el interior de su domicilio, cuando los ladridos le llevaron a salir fuera provista de una linterna. Entonces se encontró al acusado, de 38 años, al que no conocía de nada, apoyado contra una de las paredes de la vivienda, vistiendo un gorro de lana bien calado y un pañuelo por encima de la nariz, con el que ocultaba su rostro, y con una barra de hierro en la mano.
Al verlo, ella intentó regresar hacia la casa pero el inculpado se lo impidió, pues se abalanzó sobre ella, la manoseó por debajo de la ropa, la cogió del pelo, la arrojó al suelo, y la llevó hacia una zona de olivos próxima, al tiempo que le ponía el dedo en la boca indicándole que no hablara ni gritara.
En el lugar, le bajó los pantalones y la ropa interior e intentó agredirla sexualmente, pero en principio no lo logró ante los gritos proferidos por la mujer. Por ello, el hombre se quitó los guantes que llevaba e hizo el ademán de taparle la boca y atarle las manos con cinta aislante, sin llegar a hacerlo, pues su víctima le manifestó que no iba seguir gritando y que iba colaborar "ante el temor de que pudiera hacerle más daño o incluso quitarle la vida".
Acto seguido el procesado la echó al suelo y comenzó a abusar sexualmente de ellas, llegando a violarla, tras lo cual volvieron a la puerta de la vivienda y el acusado se marchó a pie de ella.
Como consecuencia de estos hechos la mujer sufrió diversas lesiones en un pecho, en el puente de la nariz, y en la horquilla vulvar y la zona próxima al meato urinario. Además, sufrió estrés postraumático inestabilidad emocional, y alteración del sueño, lo que ha interferido en su calidad y estilo de vida habitual, generándole ruptura y desestabilización del equilibrio psíquico.
Por todo, el tribunal le condena, en una sentencia contra la que cabe recurso de casación ante el Supremo, a once años de prisión por un delito de agresión sexual con la circunstancia agravante, con prohibición de aproximación a la víctima por tiempo de 20 años, y a 1.080 euros de multa por una falta de lesiones. Además, tendrá que indemnizar con 12.000 euros en concepto de responsabilidad civil a la mujer, y abonar el pago de las costas procesales, incluidas las de la acusación particular.