Unas 1.000 personas han asistido este lunes, en la parroquia de Sant Pere de Rubí, al funeral de dos de los muertos en el atentado del jueves en Barcelona, un niño y su tío abuelo que murieron en el acto arrollados por la furgoneta en La Rambla.
Se trata de Francisco López Rodríguez, hombre de 57 años emigrado hace varias décadas desde la localidad granadina de Lanteira, y del hijo de tres años de una sobrina con quienes paseaba por la Rambla, cuando una furgoneta embistió a la multitud.
Por parte del Govern han asistido el conseller de Presidencia, Jordi Turull; el conseller de Justicia, Carles Mundó, y el delegado del Govern en Barcelona, Miguel Ángel Escobar; también la alcaldesa de Rubí, Ana María Martínez, y el teniente de alcalde de Barcelona Jaume Collboni.
La plaza del Doctor Guardiet, ante la parroquia, se ha llenado de amigos, vecinos y conocidos, que han seguido el funeral desde fuera y han estado atentos a las palabras del párroco. Durante el funeral, los asistentes han aplaudido varias veces las palabras que han dedicado los familiares de los fallecidos y se han unido a los cánticos de la misa.
El párroco ha anunciado también que se oficiará una misa por los dos fallecidos se celebrará el miércoles 20 de septiembre en la misma iglesia. Los Mossos d'Esquadra y la Policía Local de Rubí han desplegado un dispositivo especial para el funeral, con un control exhaustivo en las calles aledañas a la parroquia.