Turistas y curiosos se agolpan en el cruce de Hollywood y Highland para ver de cerca toda la decoración alrededor del escenario donde se entregarán los premios más importantes del cine, cuya alfombra roja podría verse afectada por la posibilidad de lluvia en la tarde del domingo.
Sin embargo, Adam Shankman y Tom Mechanic, productores del show, creen haber dado con la solución para que eso no ocurra.
“No caerá agua. Sólo lloverá humor”, afirmó Mechanic.
“Con este trabajo, no hay nadie a quien me dé miedo llamar ni nadie lo suficientemente grande. Así que llamé a Dios. Y como todo en Hollywood, es una negociación”, dijo entre risas Shankman.
En un encuentro con los medios sobre la alfombra roja, ambos aseguraron que la gala tendrá un comienzo espectacular y prometieron “la apertura más dinámica que jamás se ha creado” para este evento, que busca atraer la atención de un público más joven y aumentar los índices de audiencia recientes.
“Diseñamos la gala no para perder a nuestra audiencia tradicional, sino para invitar de nuevo a los jóvenes”, dijo Mechanic, que incluso comentó que los menores de 25 años “lo disfrutarán como nadie”.
La principal novedad de los Oscar este año es el aumento de cinco a diez en el número de nominados a mejor película, una clara maniobra de expansión de gustos para llegar a una audiencia universal con preferencias más comerciales en comparación con las habitualmente clásicas de la Academia.
De hecho, cuando un título independiente como No Country for Old Men se hizo con el Óscar a la mejor película en 2008, la audiencia de la gala fue de apenas 32 millones de espectadores.
La ceremonia de 1998 en la que Titanic, que por entonces iba camino de ser la cinta de mayores ingresos de la historia, consiguió 11 estatuillas, fue vista por más de 55 millones de personas.
“La competición es mucho mayor este año”, dijo el presidente de la Academia de Hollywood, Tom Sherak. “Eso es bueno para la gala”, añadió. Y Avatar, de James Cameron, el filme que batió a Titanic en cuanto a recaudación mundial, está en liza.
Los presentadores de la ceremonia serán Steve Martin –su tercera presencia tras las galas de 2001 y 2003– y el novato en estas lides Alec Baldwin.
Desde 1928 la Academia de Hollywood no apostaba por un dúo para esa tarea y la última vez en la que se emplearon a varias personas para ello fue en 1987, con Chevy Chase, Goldie Hawn y Paul Hogan.
“He presentado dos veces y debieron pensar que necesitaba ayuda”, comentó Martin con ironía. “Pensaron que no fue demasiado bien”, apostilló Baldwin.
Entre las celebridades que entregarán las estatuillas doradas se encuentran Tom Hanks, Robin Williams, Cameron Díaz, Jennifer López, Sarah Jessica Parker, Demi Moore, Keanu Reeves, Charlize Theron, John Travolta, Robert Downey Jr., Miley Cyrus, Zack Efron, Taylor Lautner, Kristen Stewart, Sean Penn, Quentin Tarantino y los españoles Penélope Cruz y Pedro Almodóvar.
Muchos de ellos asistirán después a las clásicas fiestas que se celebran por Los Ángeles tras la gala.
La organizada por la Academia es el Baile del Gobernador, prevista en una sala anexa al teatro Kodak, aunque la de mayor prestigio es la de Vanity Fair, en pleno Sunset Boulevard. Otros festejos destacados son los organizados por Demi Moore y Madonna en las colinas de Hollywood, así como el de Elton John y su fundación contra el sida.
La 82 edición de los Oscar tendrá lugar en el teatro Kodak de Los Ángeles a partir de las 17.00 hora local (01.00 GMT) y será retransmitida en directo a más de 200 países.
GRANDES OLVIDADOS
La Academia de Cine de Hollywood funciona con unos criterios que sólo ellos entienden y cada año deja fuera de las nominaciones a los Óscar algunos de los trabajos más brillantes, como es el caso de Viggo Mortensen o Julianne Moore, dos ausencias más que clamorosas en esta edición.
Si en la categoría de mejor película los académicos se han curado en salud con la nueva lista de diez títulos, en el resto de categorías han tenido que seleccionar cinco nombres y, como siempre se han “olvidado” de algunos de los más merecedores de recibir este reconocimiento por su trabajo.
Es el caso de Vigo Mortensen, que tras la nominación en 2007 por Promesas del este, tenía que haber estado en el quinteto finalista de este año por su impresionante trabajo en The Road, como el padre desesperado que arrastra a su hijo a ninguna parte en una terrible historia postapocalíptica.
Al igual que Julianne Moore, cuyo papel secundario de una mujer que no sabe asumir el proceso de envejecimiento en Un hombre soltero, rivaliza con el de Colin Firth, el protagonista absoluto y él sí, candidato al Óscar al mejor actor principal.
Las interpretaciones de Mortensen o Moore brillan con luz propia en sus respectivas películas y en el caso de The road tampoco hubiera sido nada descabellado nominar al niño Kodi Smit-McPhee, que planta cara a Mortensen y sale más que airoso del difícil reto.
