Su invento, que permite simular movimientos de fluidos, ha sido desarrollado con las únicas fuerzas de su empresa, Next Limit, y aún ahora, que pueden presumir de ser los segundos españoles que han recibido un Oscar técnico de la Academia de Cine de Hollywood, siguen “absolutamente solos”, explica Vargas en declaraciones a Efe tras recibir por su creación el Segundo Chomón en la Academia de Cine española.
“Trabajamos, porque no queremos irnos de España, en un país que no tiene prácticamente tejido empresarial tecnológico” y con el único refuerzo de las ayudas a I+D del programa Profit, con las que recuperan el 20% de lo ya invertido, subraya Vargas.
Con el programa RealFlow, que cuesta en torno a los 3.000 euros, se pueden simular prácticamente todo tipo de líquidos y con él Hollywood ha logrado los ríos de lava de El señor de los anillos o las escenas "pesqueras y acuáticas" de El curioso caso de Benjamin Button, candidata a 15 estatuillas.
Ahora están trabajando, con el RealFlow, en Watchman, City of Ambar y 2012 pero las 30 personas de la familia Next Limit están también inmersas en ultimar el XFlow, un simulador de fluidos de alta precisión para ingeniería.
Es precisamente en el desarrollo del XFlo con el que perciben la mayor “soledad”, porque se trata de un “software de responsabilidad”, esto es, un programa con el que se establece, por ejemplo, cuál es la resistencia de un coche al aire para el que necesitan una red institucional de apoyo.
“Si Next Limit no vende, todo nuestro desarrollo de ingeniería se irá al garete. Somos como polvo en el viento, y creemos que el Estado debería arriesgarse y crear de una vez tejido empresarial”, añade.
Sobre el Segundo Chomon, Vargas destacó lo “bonito” que es que cien años después de que éste inventara los movimientos de cámara, ellos puedan recibir su premio por el RealFlow.
La Academia comunicó a Vargas y González que les habían concedido el premio cuando estaban en febrero del año pasado en Hollywood recogiendo su Oscar, sin haber recibido “ni una peseta” del ministerio de Cultura para desplazarse a Los Ángeles porque “lo suyo” no estaba contenido en ningún epígrafe, mientras que a Javier Bardem, que entonces era “sólo” candidato, le habían dado una ayuda de 60.000 euros.