Miles de turistas al cabo del año. Cinco mil coches cada día. Muy probablemente, y pese a su genio, quienes fueron capaces de elevar en mitad de la garganta de Ronda el impresionante Puente Nuevo no fueron capaces de atisbar el trasiego que soportaría aquella infraestructura que, a fecha de hoy, sigue desempeñando la función para la que se pensó: unir las dos partes de la meseta sobre la que se asienta Ronda, cortadas por la erosión del paso del tiempo: “No existe ningún peligro, pero nuestros arqueólogos advierten que, como todo mayor, un chequeo no vendría nada mal al Puente Nuevo, el símbolo de Ronda, nuestra seña de identidad”, refiere la concejal de Turismo, Isabel Barriga.
Y es que el Ayuntamiento ha solicitado apoyo técnico a la Diputación Provincial para que, dentro de su Plan de Acción para 2013, prevea la realización de un estudio que sea capaz de diagnosticar el estado de salud del viejo Puente Nuevo, así como ciertos trabajos de mantenimiento que se consideran imprescindibles en la infraestructuras.
Según precisó la concejal a RONDA SEMANAL, como cuando se construyó no se tuvieron en cuenta las pluviales, se quiere estudiar la erosión que las lluvias puedan producir sobre el monumento; pero también el estado de conservación de la argamasa que sirvió no sólo para unir las piedras que lograron levantar el puente, sino también la cohesión de éstas con la piedra de la propia garganta: “Además deberán realizarse algunos otros trabajos como la reposición de piedras que se hayan podido deteriorar”, explicó.
Barriga subrayó que estos trabajos no supondrán ningún coste para el Ayuntamiento, dado que se ha solicitado esa ayuda a la Diputación Provincial.