El obispo emérito de Cádiz y Ceuta, Antonio Ceballos Atienza, ha presidido esta tarde la solemne función del Voto a San José. una función que con más de 200 años de celebración, continúa cumpliendo el acuerdo plenario y del clero de la ciudad en agradecimiento a San José por la erradicación de la epidemia de fiebre amarilla que azotó La Isla en 1800. Y curiosamente, cuando se demanda la presencia de la Corporación Municipal, destaca la ausencia del clero de la ciudad, que ha contado sólo con la presencia del obispo emérito, el administrador parroquial de la iglesia Mayor y dos diáconos. Muy inferior a la representación política encabezada por la alcaldesa Patricia Cavada.
El obispo emérito, que tanto aportó a San Fernando con la coronación de la Divina Pastora de las Almas, la coronación de la Virgen de Gracia y Esperanza, la entrega de los atributos de Regidor Perpetuo del Nazareno o la entrega de la medalla de la ciudad a San José, se mostró congratulado de volver a San Fernando y destacó tanto el patrocinio de San José sobre La Isla de León, como su papel en la erradicación de la epidemia de fiebre amarilla. No faltó la lectura de la bula pontificia de Pío VII, del nombramiento de San José como Patrón. Y es que en 1766, año de la constitución del Ayuntamiento isleño, el cabildo presidido por Sebastián Bentura de Sedano aprobó a San José como Patrón, por encima de San Juan Mepomuceno, Patrón de la Infantería de Marina Española, y San Servando y San Germán, Patronos de Cádiz y de la diócesis.
Antonio Ceballos Atienza, en el que se pudo apreciar que los años no pasan enbalde, animó a los asistentes a vivir con esperanza y a estar expectantes por la venida de Dios.
La alcaldesa, Patricia Cavada Montañés, renovó el Voto a San José, como viene sucediendo desde el siglo XIX. La Corporación Municipal bajo mazas, entró en la iglesia Mayor tras la junta de gobierno y hermanos de San José y delante de los sacerdotes.
